Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/4174
4174 Llamada a la acción - Misión de los servidores de Dios
24 de noviembre de 1947: Libro 50
En qué forma percíbiréis la llamada a la actividad para Mi y Mi Reino, eso depende del estado de madurez de cada uno de Mis servidores en la tierra, pues Yo necesito muchos obreros para Mi viña, y a cada uno que es solícito, le será asignado el trabajo que puede llevar a cabo, a cada uno según su capacidad, la cual depende nuevamente de la madurez de su alma. Uno se sentirá estimulado interiormente a hablar de cosas espirituales, de hacer propaganda por Mí y de llevar a los hombres a la fe; a estos los llamo Yo por medio del impulso interior, les pongo Yo, en cierto modo, en su sentimiento, su misión, y él tendrá en cuenta ese sentimiento, cumpliendo el impulso interíor.
Otro percibirá la voz interior (del espíritu), caerá de repente en un orden de ideas, impulsado interiormente, igualmente a ello. El no logrará desprenderse de pensamientos, pues le afectan tanto, que tiene que hablar sobre ellos, y Yo le llevaré en el camino a los hombres que él ponga en conocímiento de sus pensamientos y tenga con ellos conversación espiritual, los que inciten a sus semejantes a pensar y de ese modo haga igualmente propaganda para Mi Reíno.
Pero también hablando, con el sonido de Mi Voz, Me haré oír a Mis servidores, donde un alto grado de madurez especial lo permita. A ellos Me manifestaré clara y comprensiblemente, en qué forma deben ser activos, a donde han de dirigír sus pasos y que han de enseñar. Y estos tienen una misión muy especial: tendrán que anuncíar Mi Palabra, inducidos por la Fuerza de Mi Espíritu en sí, allí donde Mi adversario obra visiblemente, donde enseñanzas heréticas son divulgadas por hombres, los que si bien se llaman también Mis servidores, sín embargo, no han recibido todavía de Mí la pura Verdad, porque estos no quieren aceptarla. Esta misión exige una capacidad especial: talento oratorio, el cual no necesita posceer el servidor, pero que le cae en suerte de repente en el momento de su actuar para Mí, porque él ha alcanzado un determinado grado de madurez que le permite el obrar a través de Mi Espíritu. Mas el hombre tiene que comprender al mismo tiempo, intelectualmente, lo que impulsado por la Fuerza de Mi Espíritu dice. El tiene que poder acometer las agresíones enemigas y poder refutar lo que contrariamente se le opone a la presentación de Mi Palabra, la pura Verdad. Pues él tendrá que hablar libremente, porque resultarán palabras y objeciónes, en la que una viva actividad intelectual es indispensable. Además los adversarios, los cuales disponen sobre un amplio saber, tienen que reconocer una superioridad espiritual de Mi servidor y consideren lo que les es ofrecido, pues se discutirá sobre problemas grandes, profundos, los que sólo un hombre despierto, iluminado por Mi Espíritu podrá resolver, el que Me tiene a Mí Mismo de Maestro y por eso también se presenta seguro y no teme contradecir a los que se creen listos y sabios.
Una llamada especial irá a estos servidores, percebirán en sí Mí Voz sonante, de tal modo que ellos mismos están seguros por completo en el saber acerca de Mi Voluntad, y a ella se subordínan ahora por completo. Sí ganan a uno de esos que enseñan para Mí y Mi Doctrina, para la Verdad absoluta, que sólo ha podido recibír de Mí a través de vosotros, entonces es un gran éxito espritual, pues él intercederá a favor de la Verdad igualmente, enseñando en círculos más grandes y por ese medio será lleuada Mi Palabra a muchos hombres en la forma más pura para bendición de todos.
Quien está destinado para esta misión, ese con toda convicción puede llamarse un servidor de Dios, porque él hablará en lugar de Mí, él sólo hará, lo que es Mi Voluntad, será dirigído de Mí, y en cada paso irá en Mi compañía, él será sólo el órgano linguístico para Mí, para que Yo Mismo pueda manifestarme a los hombres, sin que se toque su liberdad de fe o de voluntad. Y por eso necesito Yo urgentemente esa clase de servidores consagrados a Mí en el último tiempo antes del fin, porque hay que trabajar en todas partes incesantemente, para llevar de cerca a los hombres Mi pura Palabra, la que está bendecida con Mi Fuerza, la cual también procede de Mí directamente y va dirigída a la tierra, para que la humanidad se deshaga del error.
Amén
Traducido por Bea Gato