4100 La misericordia de Dios es mayor que Su ira....

9 de agosto de 1947: Libro 50

La misericordia de Dios es mayor que Su ira, y Su amor es infinito.... Y aunque el Juicio Final debe ser considerado como un castigo, aunque impone un destino terrible a los condenados, es sin embargo el comienzo de una nueva era de redención, es la necesidad imperiosa de un nuevo ascenso con el objetivo final de la redención completa de la forma. Y por eso Dios no está siempre enojado, sino que en lugar de la ira, la misericordia de Dios se pone en su lugar, ayudando a los caídos a levantarse de nuevo, aunque pase mucho tiempo.

El amor y la misericordia de Dios superan la justicia de Dios, aunque ésta se satisfaga con los tormentos del cautiverio. Él no está enojado para siempre, mientras que Su amor permanece para siempre y está dirigido a lo que ha surgido de Su poder. Lo espiritual es, pues, fruto de Su amor y de Su sabiduría y, por tanto, no puede perecer jamás; puede, en efecto, ser desterrado de Su rostro por la ira de Dios durante mucho tiempo, pero Dios siempre vuelve Su rostro hacia él, porque el amor todo lo comprende y todo lo perdona.

(09.08.1947) Lo que se ha apostato de Él es débil, y está debilidad Le hace tener compasión, porque la Esencia de Dios es el Amor más profundo, y el amor nunca puede apartarse, sino que solo encuentra felicidad en la unión con aquello, lo que una vez como chispa se apartó del Fuego Eterno, de Dios, Que es el Amor Mismo. Su ardor aumenta y consume todo lo que se acerca a Él, convirtiéndolo en el Ser más bienaventurado, y donde aquello que una vez emanó de Él languidece en la miseria, allí el amor se profundiza y se inclina lleno de misericordia a este ser desafortunado.... el amor no condena para siempre, porque eso significaría distancia eterna de Dios y eso nunca es posible porque Dios es el Amor Mismo.

Pero el estado de unión no puede darse mientras el ser caído se resista a Él, porque el amor tampoco obliga, sino que sólo busca hacer feliz. Pero entonces el ser permanece infeliz, y es este estado, que al mismo tiempo significa distancia de Dios, donde el ser ya no siente el amor de Dios, como si fuera un estado juzgado, un estado del destierro, que se puede describir como “estar en la ira de Dios”, donde la esencia tiene que prescindir de toda irradiación del amor de Dios por su propia culpa.

Pero que este estado no puede ser permanente es evidente por el hecho de que surgen constantemente nuevas creaciones y que éstas dan testimonio una vez más del amor de Dios, Cuya misericordia las ha determinado para ser la morada de lo espiritual opuesto a Él; que en ello el poder del amor de Dios vuelve a cobrar protagonismo y da a la esencia dentro de sí la posibilidad de reducir el estado de distancia de Dios, y de entrar en una conexión cada vez más estrecha con el Poder primordial, para, después de un tiempo infinitamente largo, unirse completamente a este Poder primordial en el libre albedrío.

Entonces el amor de Dios se hace cada vez más evidente para el ser, si es capaz de reconocer el amor y la gracia de Dios encarnado en un ser humano. Y ahora también puede amar a Dios y buscar la unificación con Él en el libre albedrío. Y entonces será bendecido, porque lo que una vez ha sido captado por el amor de Dios, lo que una vez ya no tiene que temer la ira de Dios, permanece para siempre en Su gracia, se ha encendido en el fuego del amor y se ha convertido mismo en una llama, y la fusión con el Amor Eterno se realiza irrevocablemente tan pronto como se entrega sin resistencia, tan pronto como ello mismo se ha transformado al amor....

amén

Traducido por: Hans-Dieter Heise

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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