Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3800
3800 Dios como dador de la verdad...
14 de junio de 1946: Libro 48
Investigar en la verdad divina significa rendirse incondicionalmente a la verdad eterna misma, ponerse en contacto con ella a través de obrar en amor y luego dejar que fluya a través de uno... recibir la verdad eterna que ahora fluye hacia él a través del espíritu en el hombre... Este es un proceso que es completamente incomprensible para las personas de mentalidad terrenal y, por lo tanto, solo se encontrará su rechazo, su incredulidad, pero que es algo evidente para cada uno que ha penetrado en el conocimiento espiritual y, por lo tanto, ya ha establecido un contacto con el dador de la verdad.
Es por eso que el estudio mundano, incluso cuando se trata de enseñanzas espirituales, no puede jamás introducir al hombre a la verdad para que le sea completamente comprensible, porque permanece conocimiento intelectual mientras que no se presentan los requisitos previos que garantizan la comprensión más profunda de la misma... obras de amor desinteresadas, conexión más íntima con Dios y el deseo más profundo por el reconocimiento de la verdad pura... Solo entonces el conocimiento recibido del exterior también cobrará vida en el corazón, porque entonces el espíritu en el hombre se lo explica a él mismo, y entonces tiene valor para el hombre como propiedad espiritual.
Y es por eso que solo aquellas personas que están llamadas a difundir la pura verdad de Dios, que se han apropiado de la verdad en este camino mostrado por Dios a las personas, porque solo ellas podrán explicársela a sus semejantes de manera fiel a la vida y comprensible, pero no personas que por sí mismas no hayan penetrado lo suficientemente profundo, que no hayan cumplido todas las condiciones que dan como resultado un alto conocimiento. Todos deben ser enseñados por Dios... El Espíritu de Dios primero debe poder obrar en el hombre antes de que pueda acceder a la verdad...
Dios, como la verdad eterna Misma, debe estar obrando, debe iluminar el espíritu del hombre a través de Su Espíritu, debe fluir a través de él con su poder espiritual, para que la verdad de Dios ahora pueda ser recibida directamente por el hombre y llegue a ser sabio. Mientras que este proceso sea incomprensible para las personas, se encuentran fuera de la fe y el amor, porque la fe y el amor ya les traen el poder del reconocimiento, la fe y el amor ya despiertan la chispa espiritual que descansa en las personas.
Pero donde hay falta de fe y amor, no hay conexión con Dios y, por lo tanto, tampoco es posible Su Obra, si el ser humano no debe ser restringido en su libre albedrío. Y donde faltan la fe y el amor, nunca será posible adquirir el conocimiento espiritual a través del pensamiento intelectual; no podrá ser transmitido de persona a persona y corresponder a la verdad, porque esta última presupone la cooperación de Dios, Quien es la verdad eterna Misma...
Amén
Traducido por Hans-Dieter Heise