3785 Los llamados siervos de Dios - Verdad
30 de mayo de 1946: Libro 48
Quien se siente ser llamado, para obrar por Mí y actuar en Mí nombre sobre la tierra, ese tiene que ser atraido por Mí y dejarse conducir por Mí siempre e incesantemente, tiene que dejarme a Mí que le hable en su interior a través del corazón, tiene que estar a la escuchia interíormente de lo que esta voz le manifieste y cumplir a lo que su corazón le impele o empucha quien se siente llamado, tiene que mantener constantemente el contacto Conmigo, tiene que subordinarse, sin condiciones, y sin resistencía a Mí Voluntad.
Entonces primeramente puedo obrar Yo a través de él, es entonces cuando él verdaderamente es Mi siervo que ejécuta el trabajo para su Señor escrupulsamente. El nombramiento por Mí, lo sentirá él mediante el fuerte anhelo de manifestar o dar a conocer Mi Palabra, Mi Voluntad. Se sentirá impulsado a dar explicación a los hombres sobre el sentido y objetivo de la vida terrena, se sentirá él mismo, que es llamado por Mí, está en conocimiento de la pura Verdad, y es llamado de Mí al trabajo para Mi Reino, y siempre querrá difundir esa Verdad. El llamamiento por Mí es la consecuencia de una madurez espiritual que capacita a los hombres a que reciban de Mí la Verdad pura, y es por eso que nunca es un hombre llamado por Mí, que no haya sido aleccionado por el espiritu en sí anteriormente. Es cierto que intelectualmente pueda recibir también un saber, sin embargo, ese no le capacita a que divulgue la Verdad, porque él mismo no conoce totalmente la Verdad, de lo que ha recibido o acogído como saber.
Per es imprescindible el conocimiento de la pura Verdad antes de que pueda darlo a los semejantes. Y ese conocimiento se lo proporciona únicamente Mi Espíritu, entonces, primeramente ha sido instruído por Mí Mismo y puede actuar en la tierra como Mi siervo.
Y si él se entrega a Mí por completo, obedecerá al menor estíulo del corazón y así cumplirá siempre Mi Voluntad en cuanto Yo lo necesito para que obre por Mí. Y por eso tiene que desprenderse del mundo, él tiene que ver en la unión Conmigo la más alta bienavenuranza y no hacer caso en lo posible a todo lo terrenal, él percibirá tanto más clara la voz del Espíritu.Y con tanta más alegría obedeciá él a esa voz, y después él un obrero apto para Mi Reino en esta tierra.
Amén
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