Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3761
3761 Bienaventuranza ya en la Tierra....
5 de mayo de 1946: Libro 47
Ya estoy preparando el cielo en la Tierra para aquellos que Me aman con todo su corazón, que están absortos en el deseo por Mí. Pero si Yo os preparo el cielo en la Tierra, no debéis entender esto como bienes terrenales, sino sólo la felicidad de vuestro corazón, la paz interior y el sentimiento de la más segura seguridad en Mí. Porque Mis dones son de diferente naturaleza que los que el mundo os ofrece, pero os hacen infinitamente más felices, y quien los recibe ya es feliz en la Tierra.
Entonces también estaréis libres de toda preocupación terrenal porque sabéis que el Padre Que está en el cielo cuida de vosotros. Entonces ya no veréis el mundo como una amenaza para vosotros, sino que estaréis, por así decirlo, fuera de todos los acontecimientos mundiales, porque ya habéis sido arrebatados en las esferas donde podéis sentir Mi presencia y por lo tanto no teméis nada. Y estáis llenos de esperanza, llenos de confianza en una vida bendita y aceptáis con resignación la vida terrenal con su carga porque ya no os pesa, porque sois fuertes espiritualmente y sois capaces de llevar grandes cargas con facilidad.
Tan pronto como vuestro corazón empuja hacia Mí, os esforzáis por el matrimonio de vuestro espíritu con el Espíritu Padre, y también perseguiréis seriamente el objetivo y nunca os quedaréis sin fuerzas de Mi parte, porque este matrimonio es también Mi felicidad y el propósito y el objetivo de todas mis creaciones y criaturas. Y si os esforzáis seriamente por lograrlo, ya tendrá lugar en la Tierra, y esto, comprensiblemente, también significa un estado de felicidad, que, sin embargo, no tiene un efecto externo, es decir, en el bienestar del cuerpo, sino en la serenidad armoniosa del alma, que está en conexión Conmigo encuentra la felicidad más elevada y, por tanto, da la espalda al mundo y a todas las alegrías terrenales.
Ella mira todo espiritualmente, vive en el conocimiento de la verdad pura, conoce su objetivo final y ve la vida en la Tierra sólo como una transición a la vida real, y constantemente saca fuerzas de Mí, que le da también abundante consideración porque ella se ha vuelta Mía y porque Yo proveo a los que son Míos espiritual y físicamente, como lo he prometido. Así que quien Me ama con todo su corazón, quien guarda mis mandamientos de amor, es Mío, y su destino terrenal se configura verdaderamente de manera soportable para él, mientras su alma se acerca cada vez más a Mí y en la unificación Conmigo encuentra la dicha más elevada....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise