Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3746

3746 Espíritu de verdad...

19 de abril de 1946: Libro 47

Los mediadores de la verdad estarán siempre en el recto pensar en cuanto estén activos para Mi reino. Por lo tanto, el oyente nunca debe temer que se le enseñe mal, si esa persona le imparte Palabras divinas que no ha recibido de una fuente extraña, ya sea de libros o mediante el estudio. Así que tan pronto como una persona Me defiende a Mí y a Mi enseñanza y hasta cierto punto represente su propio bien de pensamiento, es decir, el conocimiento que nació de sí mismo, su pensamiento será correcto, porque el origen del pensamiento tampoco es un problema, porque el origen del pensamiento no es un problema sin resolver para el conocedor.

Quien habla por Mí, quien representa Mi nombre y Mi enseñanza de amor desde sí mismo, es también Mi trabajador, está a Mi servicio, y es correctamente guiado por Mí en el pensar, hablar y actuar. Por eso siempre se puede creer en un portador y propagador de Mi Palabra si sustenta lo que dice con la más íntima convicción, si puede refutar todas las objeciones y contradiscursos con lógica y es aceptable para la personas que exige la verdad...

(19.04.1946) El oyente debe sentir que el que enseña no representa algo que ha aprendido, sino un bien de pensamiento que ha cobrado vida en sí mismo, y podrá convencerse de ello a través del discurso y la contrarrestación. Entonces también puede estar convencido de que Yo, como la Verdad eterna, obro espiritualmente a través de esta persona tan pronto como Me defienda, que no dejaré que difunda ninguna falsedad porque eso contradice Mi amor y sabiduría. Pero es por eso que el oyente también se le debe dar la oportunidad de expresarse, para que el pensamiento lógico del maestro pueda comenzar y sea reconocido.

Cualquiera que no esté lleno de Mi Espíritu tampoco podrá transmitir Mi Palabra viva, incluso si dispone de un amplio conocimiento que ha adquirido en la escuela o a través de los estudios. Pero el conocimiento permanece muerto, y si se ve obligado a representarlo a través del contradiscurso, volverá a utilizar el conocimiento aprendido; no podrá refutar clara y comprensiblemente las objeciones o disipar las preocupaciones de tal manera que el oyente se convenza de la verdad de su discurso.

Mi Espíritu debe poder ser activo en el hombre, y lo será también en todo maestro de Mi Palabra, si trabaja con entusiasmo para la difusión de la verdad, para conducir a los semejantes a Mí, a Quien ha reconocido como la Verdad eterna. Cuyos pensamientos guio correctamente y el señal más seguro de Mi Espíritu en él es que sólo representa Mi Palabra, que anuncie Mi enseñanza de amor a los semejantes y trate de hacerles comprender los efectos de la obra del amor... Solo éste es el representante correcto Mío en la tierra, el portador de la verdad y, por lo tanto, mi discípulo y servidor, que está activo en Mi nombre.

Su misión es incitar a los semejantes a la actividad amorosa, y en función del cumplimiento de este, Mi primer y más grande mandamiento del amor llegará a ser sabio, será convencido de la verdad, en cuanto escuche y cumple Mi Palabra. Entonces Mi Espíritu también obrará en él, estará plenamente convencido de que camina en la verdad en cuanto lleva una vida de amor porque Mi Espíritu protege a cada uno del pensamiento erróneo, que se esfuerza hacia Mí desde lo más profundo de su corazón, que busca cambiar para amar, para adaptarse a Mí. Que soy el Amor Eterno Mismo...

amor

Traducido por Hans-Dieter Heise