3709 Misión de los servidores (de Dios) en la tierra depués de la catástrofe de la naturaleza
10 de marzo de 1946: Libro 47
Lo que percibáis a través de la voz interior anunciádlo en alta voz a vuestros semejantes, si ha llegado el momento. Pues esa es vuestra misión que tenéis que cumplir, la de dar explicación a los hombres si a ellos ya no les es comprensible el suceso mundial y si a causa de Mi intervención les resulta difícil creer en un Creador del Cielo y de la tierra, en un Padre amante, quien dirige el destino de Sus hijos en la tierra. Entonces entrad en acción e instruídlos y presentádles Mi gran Amor.
No los espantéis con el Dios de la ira y del Juicio, porque todavía no son ningún castigo, sino sólo medios educativos que Yo empleo para salvar las almas de los hombres. Todavía no pronuncio la última sentencia, pero no perdono ningún medio, para no tener que condenar a las almas en el día del Juicio final a la eterna perdición.
Y eso tratad de hacérselo comprender, de que el periodo de redención ya ha caducado, de que sólo queda muy poco tiempo hasta el fin, y que ese tiempo tiene que ser aprovechado para el regreso a Mí. Los hombres dudarán de Mi Amor, dudarán de Mi Omnipotencia viendo la gran desgracia que a causa de la voluntad humana y finalmente a causa de Mi Voluntad pasa por la tierra, y el que no está firme en la fe, y está en el conocimiento por su conducta también, estará en peligro de caer, es decir de renunciar a Mí por completo si no se le ha dado la aclaración. Pero la dimensión de la desgracia abre también sus corazones, y os escucharán y vuestras palabras no se extinguirán sin que hagan efecto. Y por eso tiene que ser ese tiempo aprovechado de forma especial, y tenéis que hablar tantas veces como os sintáis impulsados desde dentro, porque entonces es siempre Mi Espíritu el que os impele a estar activos para Mí y Mi Reino. Y presentádles depués la gran desgracia espiritual, llamádles la atención de que tan sólo por poco tiempo se les ha dado su cuerpo, pero de que las almas viven eternamente y que es por eso su destino lo más importante; exhortadlos a que obren en el amor, exhortadlos a que hagan menos caso de su propia desgracia y que den más importancia a la desgracia de sus semejantes con más compasión; ponédles presente la fuerza y la bendición del amor al prójimo, de Mi constante disposición a ayudar y tratad de despertar en ellos su fe o de afirmarla. Y vosotros no necesitaréis preocuparos de lo que váis a hablar, pues Yo os pongo todas las palabras en la boca si queréis actuar sólo para Mí, si no rehusáis vosotros mismos en cumplir la orden que Yo os doy a través de Mi Palabra. Con más claridad que nunca percibiréis en vosotros Mi Voz, entonces no temáis a ningún poder adversario, porque soy Yo, el que quiere que actuéis para Mí, y Yo sé también protegeros frente a los que quieren impediros en el desempeño de vuestra actividad. Hablad tranquilos y no toleréis duda alguna de si vuestro obrar corresponde a Mi Voluntad, porque en cuanto haya llegado el tiempo de vuestro actuar para Mí, tomo Yo posesión de vosotros, y sin resistencia me seguiréis, es decir haréis, lo que el corazón os diga que hagáis.
Y lo sentiréis claro en el corazón, será para vosotros una necesidad interior, en lo más hondo del corazón de hablar a todos los que entren en vuestro camino y les indiquéis el fin inminente, el cual vendrá con la misma seguridad como Mi intervención a través de las fuerzas de la naturaleza, como todo también lo que Yo os he anunciado a través de Mi Espíritu se cumplirá.
Amén
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