Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3614
3614 Diablos del fin de los tiempos.... Paraíso....
26 de noviembre de 1945: Libro 46
Y en medio de los diablos estaréis cerca de Dios cuando llegue el fin.... Yo Mismo habito en medio de vosotros, en medio de los Míos, espiritual y físicamente, donde Mi presencia es anhelada en la fe más profunda y la necesidad es abrumadora. Bo os dejaré solos, no os entregaré a las fuerzas oscuras, aunque las dificultades amenacen con abrumaros. Participo en todo, siempre alejando lo peor y dándoos fuerzas hasta que llegue el último día. Y también Me sentiréis, Me reconoceréis en cada ayuda que se os brinde. Y vuestra fe se fortalecerá y os hará sobrellevar todo más fácilmente, y permaneceréis en Mi gracia hasta el fin....
Y este os sea consuelo y confianza, de que el mal no os vencerá, que Yo os cubriré con Mi escudo y no permitiré que no se haga ningún daño a vuestra alma, pero lo que se carga al cuerpo para soportarlo, Mi influjo de fuerza lo debilita, y vosotros también seréis capaces de soportarlo porque sois Mis hijos que pueden estar sin miedo porque el Padre los ama. Cuando Me quedo espiritualmente entre vosotros, también sentiréis Mi cercanía, la debilidad física desaparecerá de vosotros y podréis desterrar el miedo y la preocupación mediante un recuerdo cercano de Mí, a Quien sentís a vuestro alrededor y a Quien por tanto, confiáis todas vuestras preocupaciones. Y seré vuestra protección y escudo en horas de angustiosa necesidad terrenal....
El mundo se enfurecerá contra vosotros y no dejará fuera a nadie que Me sea leal y lo confiesa delante del mundo. Pero exijo esta confesión a los Míos porque Yo Mismo quiero hablar a través de vosotros y por eso tenéis que dedicaros a Mí sin restricciones, lo que incluye también una declaración pública por Mí y Mi Palabra. Exijo vuestra defensa por Mí y Mi Enseñanza, exijo vuestra fe en Mi Palabra, la cual debéis confesar ante el mundo, para que el mundo reconozca qué poder reside en la fe en Mí. Exijo esto porque Mi Iglesia debe permanecer victoriosa y esto requiere la confesión intrépida de Mi nombre. Porque el mal rehuirá este nombre si se pronuncia con toda reverencia y santidad.
Los diablos tendrán que darse cuenta con furia impotente que fuerza y poder hay en este nombre, y aunque no dejarán de amenazar y luchar contra los creyentes, correrán contra la baluarte de la fe y sentirán finalmente la mano de aquel Señor sobre el cielo y la Tierra.... Mi mano, que lleva a cabo su destrucción terrenal y destierra nuevamente sus almas, porque de lo contrario no puede tener lugar un desarrollo ascendente, una mejora para mejor.
Pero primero tengo que dar rienda suelta a los diablos.... Tengo que permitirles que actúen contra Mí Mismo, para que Satanás hay probado su poder al máximo para , sin embargo, todavía reconocer Mi victoria. En cuanto no actúa con todo su poder, no reconoce Mi poder más fuerte, pero lo que es absolutamente necesario para someterse a Mi voluntad. Esto todavía llevará años, y es por eso que cada período de redención terminará con la atadura de aquel que quiere superarme como oponente. Y primero debe poder trabajar con todo su poder para sentir su impotencia cuando el final ha llegado.
Pero Yo también siempre obraré entre los Míos, y no tendrán que temer sucumbir ante el poder contrario. Quien Me defienda peleará en Mi campo, Conmigo Mismo, y permanecerá verdaderamente invicto en cada pelea.... Quien esté protegido por Mi escudo, ningún golpe de Mi oponente podrá herirlo, incluso si está rodeado de diablos del peor tipo.... Él está en la luz y, cegados por ella, los diablos pierden su objetivo, él está protegido por los seres que están subordinados a Mí, que están activos en Mi voluntad y que protegen a todos los que quieren pertenecer a Mí, cuando el enemigo de sus almas se acerca. Y por eso parecerá ante el mundo que los creyentes están indefensos y abandonados y a merced de los poderes del mal, pero ellos mismos saben que no están solos, siempre Me llaman en su cercanía a través de los pensamientos y la oración, y Yo Me quedaré con ellos hasta el final.... como lo he prometido.
Los Míos podrán oírme y verme, los llevaré de la mano, y de buen grado Me seguirán y confiarse a Mi protección, y verdaderamente los guiaré por el camino correcto....
Y cuando Me vean venir en las nubes para llevarlos a casa, al reino de la paz, se alegrarán, porque entonces todas las dificultades llegarán a su fin.... Entonces serán transportados a un paraíso, donde un tiempo de la más profunda paz, armonía y bienaventuranza reemplaza el insoportable período de lucha anterior y donde ya no son acosados por ningún diablo o poder maligno.... donde puedo permanecer en medio de ellos porque sólo aquellos humanos que están llenos de amor vivifican el paraíso de la nueva Tierra.... Porque donde está el amor, también puedo estar Yo, Que soy el Amor Eterno, Yo Mismo....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise