Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3606

3606 Tiempo de tormenta antes del juicio final.... Paraíso....

20 de noviembre de 1945: Libro 46

El juicio final pondrá fin a todas las atrocidades y habrá paz en la Tierra por mucho tiempo. Habrá un estado en la Tierra en el orden divino, donde sólo reinará el amor, donde el amor conectará a los humanos entre sí, donde el amor del individuo también garantizará la obra de Dios a través de su Espíritu, donde cada ser humano será capaz de escuchar la voz de Dios y será sumamente feliz de saber que Dios está tan cerca.... Donde Dios también habitará visiblemente entre los que son Suyos, de una manera inimaginable para los seres humanos del presente.

Los seres humanos de la nueva Tierra vivirán nuevamente en el paraíso en armonía de sus almas, anhelando a Dios y Su amor y en el constante cumplimiento de sus anhelos. Y todo mal será desterrado por mucho tiempo.... Pero antes de que esta situación pueda existir en la Tierra, primero debe venir sobre la Tierra una tormenta que tenga un efecto limpiador y destructor, una tormenta que sólo los seres humanos profundamente creyentes y leales a Dios pueden mantenerse firmes. Sufrirán grandes dificultades, pero el tiempo de su vida futura en la nueva Tierra los compensará plenamente por todas las dificultades y sufrimientos anteriores. Porque tan pronto como el mal se vuelva impotente, ya no serán oprimidos y la paz más bendita será su suerte en la Tierra.

Y es por eso que lo creyentes no deben temer el último tiempo de tormenta, porque la voluntad de Dios está por encima de todos los acontecimientos, el amor de Dios obra entre los que son Suyos y Su poder romperá el poder de Satanás en el momento adecuado. Y cualquier cosa que amenace a los creyentes.... el poder mundano, el odio humano y la crueldad.... no pueden impedir la bienaventuranza venidera en la Tierra nueva o en el reino del más allá para aquellos que permanecen fieles a Dios.... No pueden matar al alma, aunque si matan al cuerpo. Pero Dios también lo impedirá porque quiere que su pueblo experimente el paraíso en la Tierra nueva.... porque deben formar la tribu de la nueva raza u porque deben ser compensados por el tiempo de necesidad de antemano como señal del amor sumamente grande de Dios, que ya quiere preparar para Su pueblo una vida de bienaventuranza en la Tierra.

Y por eso también serán dotados de Dios de una fuerza extraordinaria en el tiempo de tormenta, gracias a la cual pueden vencer todos los males y que los hace capaces de resistir las peores hostilidades. Porque el baluarte de su fe será sacudido con todas sus fuerzas.... Y sólo aquellos que ha superado el deseo del mundo terrenal obtendrán la fuerza para resistir. Pero quien se deja cautivar por los encantos del mundo renuncia a toda resistencia, no pertenece al grupo de los fieles a Dios, vende su alma por una pobre recompensa, porque lo que cree haber logrado se desmoronará el día del juicio....

Y todas las atrocidades llegarán a su fin en este día.... todos los espíritus que se oponen a Dios serán hechizados y un estado de calma ocurrirá en todo el universo, un estado de actividad pacifica que no se puede comparar con la calma de la muerte. Este último es el destino de lo espiritual hechizado, que está atrapado en la materia sólida en completa impotencia y no puede volver a estar activo durante tiempos interminables....

Y vosotros, los seres humanos, ahora os estáis acercándoos a este momento y ya no disponéis de un largo periodo de tiempo. Y sí queréis demostrar vuestra valía en el último tiempo antes del día del juicio, aún debéis trabajar diligentemente en vosotros mismos, debéis entrar en un contacto cada vez más íntimo con Dios, debéis ganar fuerza cada día y cada hora y permanecer en oración constante, para que también podáis recibir fuerza constantemente en cuanto abráis vuestro corazón y deseéis la gracia y el poder de Dios. Y Él estará con los que son Suyos y permanecer hasta el fin; Él morará con ellos en el paraíso de la nueva Tierra y permanecerá inseparablemente ligado a ellos hasta toda la eternidad....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise