Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3601
3601 Siervos de Dios.... su servicio en la Tierra....
13 de noviembre de 1945: Libro 46
Quien se cree llamado a cumplir una misión de Dios debe también escuchar la voz divina en su interior, de lo contrario no puede proclamar la voluntad divina como su representante. Esta es una condición que no debe ser ignorada, pues un siervo de Dios debe conocer primero sobre la voluntad de su Señor y asimismo recibir su expresión directamente. Como es lógico, primero hay que cumplir las condiciones que son prerequisitos para escuchar la voz de Dios interiormente.... El ser humano debe vivir una vida de amor, debe ser profundamente creyente y, por tanto, estar firmemente convencido de que Dios mismo habla de forma perceptible a las personas, y debe estar conscientemente a la escucha de la voz de Dios en su interior.... Si no se cumplen estas condiciones, el espíritu de Dios nunca se dará a conocer y, por tanto, el ser humano no estará llamado a presentar Su voluntad a sus semejantes en nombre de Dios. El ser humano puede, en efecto, hablar a sus semejantes de cosas espirituales con buena voluntad para instruirlos, sin embargo, no hay garantía de que instruya a la gente con la verdad. Primero tiene que trabajar en sí mismo con la firme voluntad de ser aceptado como siervo de Dios hasta que, cumpliendo todas las condiciones, sea llamado por Dios para un cargo en la tierra que es extremadamente importante y que, por tanto, sólo puede ser administrado por personas completamente entregadas a Dios. Y esta persona debe escuchar absolutamente la voz del espíritu dentro de él.... Debe ser introducido de forma tan evidente en la verdad, en el conocimiento espiritual correcto, que ya no se pueda dudar de su extraordinaria misión, de su llamada por Dios mismo. Debe haber llegado a un estado en el que, como siervo, puede recibir todas las asignaciones directamente de su Señor, sólo funcionando como mediador entre Dios y la gente. Y el cambio a este estado debe ser el resultado de la fuerte voluntad de servir a Dios, de cumplir Su voluntad, y de ayudar a los compañeros en la mayor adversidad espiritual. No se puede permitir que interes terrenales interfieran, estos deben ser eliminados por completo.... Por lo tanto, el ser humano tiene que ajustarse por completo espiritualmente si quiere entrar al servicio de Dios y ser activo para Él y su reino. A través de él, Dios también nombra ayudantes en la tierra que son igualmente activos en su voluntad. A estos ayudantes puede serles dada a conocer ahora la voluntad de Dios, y estarán en la verdad porque entonces esta les será transmitida de forma pura y no adulterada a través del siervo de Dios.... Y cualquiera que se adhiera estrictamente a la Palabra de Dios así impartida será aceptado como un trabajador en la viña del Señor, y su actividad en la tierra será igualmente bendita, él también será considerado un siervo de Dios mientras se adhiera a la Palabra que le es transmitida por Dios mismo a través de un siervo llamado. Pero quien no reconozca esta Palabra, quien no tenga como maestro a un receptor directo de la verdad divina, si no puede escuchar él mismo la voz interior, tampoco podrá ser activo como siervo de Dios en la tierra..... Nunca podrá ser un guía o un maestro para sus semejantes, sino, como ellos, es una persona necesitada de orientación a la que primero hay que dar los conocimientos adecuados si quiere tomar el camino correcto en la tierra. La Palabra de Dios enviada directamente a la tierra tiene que ser reconocida y sólo entonces una persona será capaz de trabajar para Dios y en Su nombre en la tierra, sólo entonces representará la verdad pura, sólo entonces estará en contacto directo con Dios y tendrá la posibilidad de llegar a escuchar la voz de Dios a través de Su espíritu dentro de sí mismo. Pero nunca llegará a la verdad, al conocimiento correcto, por ningún otro medio, y nunca podrá creerse llamado por Dios para difundir su Palabra mientras no haya sido introducido él mismo en la verdad, pues Sus discípulos son sólo aquellos que son instruidos por Él mismo o reciben Sus instrucciones directas a través de un mediador, y sólo a éstos envía al mundo para instruir a la gente.... Y todo aquel que les crea, que se deje enseñar por ellos, se mantendrá en la verdad y, por tanto, será bendecido, porque la verdad conduce a Dios, que es Él mismo la verdad eterna....
Amén
Traducido por J. Gründinger