Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3598

3598 La voluntad de Dios gobierna todas las fuerzas.... Libre albedrio....

9 de noviembre de 1945: Libro 46

Todas las fuerzas tienen que obedecerme, porque Mi voluntad gobierna el cielo y la tierra y también el reino del inframundo. Solo allí retiro Mi voluntad, donde a través del desarrollo del libre albedrio los seres deberían decidirse por Mi o por Mi oponente. Y así también es como se puede explicar la gran injustica en la tierra que los humanos se infligen entre sí, así también es como se puede explicar la influencia de las fuerzas espirituales en el pensamiento de los hombres, que también puede ser moldeado bueno o malo por el libre albedrio del hombre, porque el hombre debería demostrar su valía en la tierra, debería hacer el examen, cuya aprobación le convierte en ser libre y lleno der fuerza. Y sin embargo Mi voluntad está por encima de todo....

También se permiten tentaciones, para la bendición del hombre, si la pasa. Pero nuca apruebo lo que nace de la mala voluntad, ya sea en la tierra o en el reino espiritual. Y las fuerzas de las tinieblas se arrojan en el pecado cada vez mayor, en una oscuridad cada vez mayor, de modo que contribuyen a confundir el pensamiento de los hombres en la tierra, para animarlos a hacer cosas malas y hacerlos también pecaminosos. Lo malo sigue siendo malo, incluso si dejo que se lleve a cabo por Mi aprobación, incluso que sirve para transformar la voluntad humana nuevamente. Y es por eso que todo lo malo tiene que ser expiado en la tierra o en el más allá.

Y la consecuencia natural del pecado es el sufrimiento y la necesidad ya en tiempos terrenales, porque es una expresión de falta de amor y porque la falta de amor siempre vuelca Mi orden desde la eternidad y lleva tras sí el desorden, lo cual nunca significa felicidad para los hombres. Donde hay sufrimiento y miseria terrenal, también hay un estado de desorden, que siempre es causado por falta de amor. Allí las fuerzas del inframundo también están cada vez más activas, porque encuentran un buen campo para su siembra, siembran el odio y la envidia nuevamente y contribuyen a un desorden cada vez mayor. Esto nunca puede corresponder a Mi voluntad y, sin embargo, lo permito para no impedir la voluntad libre del hombre, pero el hombre tiene que responsabilizarse, si no ha usado su voluntad adecuadamente....

Y para aclararle al hombre lo que está mal en su pensamiento, también permito los efectos del mal pensamiento en toda su severidad, para que llega al reconocimiento y que se cambia a sí mismo y su voluntad. Debido a que este es el objetivo del hombre en la tierra, le di la vida, pero también su libertad de voluntad, cómo también doy libertad a las fuerzas espirituales de influir en las personas según su propia voluntad. Pero Mi voluntad está encima de todo y gobierna a todos los seres en el infinito con toda sabiduría y amor....

Amén

Traducido por Hans-Dieter Heise