Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3465

3465 Mi Padre y Yo somos uno....

31 de marzo de 1945: Libro 45

Mi Padre y Yo somos uno.... Tuve que decir estas Palabras a los seres humanos que no podían comprender que el Amor, el eterno Poder creador del cual todo surgió, estaba en Mí y por eso Me permitía hacer lo mismo, que el Padre, el Creador de todo lo que existe, podía lograr.... Quería demostrarles a los humanos el poder del amor que estaba activo en Mí, y quería dejarles claro que este poder es el poder original, que hizo que todo surgiera.... y que este poder actúa en un ser humano que es amor dentro de sí mismo. Porque el Padre, como Amor Eterno, Se casa con todo lo que se ha formado en amor y, por tanto, es uno con él. El poder primordial se unifica nuevamente con lo que de ello se originó como una corriente de fuerza, y así el ser humano que se ha convertido en amor ya no está separado de él....

Y así el poder se expresa en toda su eficacia donde ha tenido lugar la unificación con el Padre, y el ser humano lleno de amor eterno será poderoso, podrá usar su poder y fuerza y realizar cosas que están fuera de su capacidad humana.... será capaz de hacer milagros, así como Yo también tuve ese poder y lo usé para demostrarles a los seres humanos el poder del amor. Quería ilustrar a los humanos el poder del amor, animarlos a obrar en el amor, moverlos a seguirme y también luchar por la unificación con el Padre....

Pero la humanidad no lo entendió, porque su espíritu estaba oscurecido por el desamor, y la oscuridad del espíritu no podía remediarse más que a través de la obra del amor, porque la claridad espiritual requiere la irradiación a través del poder del amor de Dios, pero este sólo puede expresarse allí, donde se practica y se siente el amor.... Pero el brillo espiritual es luz, el brillo espiritual es sabiduría, que nace del amor.... Y así la luz y el poder son uno.... No se puede pensar en la sabiduría y en el amor, el uno sin el otro, así como no se puede pensar en el Padre sin el Hijo.... el amor como poder de la creación y la sabiduría como irradiación de ese poder, como luz que ya no permite que surjan las tinieblas.

Y la sabiduría divina tuvo que llenar Mi Ser cuando caminé como ser humano sobre la Tierra, porque el poder del amor fluyó en Mi caparazón físico en toda su plenitud y lo hizo capaz de obrar milagros. Pero los seres humanos no lo entienden hasta que ellos mismos se han convertido en amor y pueden sentir ellos mismos el poder del amor. Pueden entrar en la conexión más íntima con Dios, su Padre desde la eternidad, pueden ser uno con su Padre celestial, el Amor eterno, así como Yo fue uno con Él.... si sólo viven en el amor y a través de esto se adaptan al Amor eterno, el Poder primordial, del Que una vez surgieron.

Ser irradiado por el Amor eterno es una dicha incomparable, ser sabiendo y poderoso y recibir este conocimiento y poder directamente de Dios.... no sentir separación del Padre, Cuyo amor atrae a todo a Su esfera lo que no se Le opone.... Esta bienaventuranza es tan abrumadora que el ser humano mortal no puede soportarla. Sin embargo, puede esforzarse por lograrlo con la conciencia de que el Padre lo traerá hacia Sí Mismo al reino espiritual una vez que haya entrado en unión con Él ya en la Tierra....

Pero Mi forma de vida en la Tierra debía dejar claro a los humanos el poder del amor; debían aprender a comprender su significado para tomar Mi forma de vida como ejemplo y, también como Yo, elegir al Padre, el Amor eterno, como objetivo de su vida en la Tierra.... La unificación con Dios ya tuvo lugar en la Tierra, visible en sus efectos para los humanos que estaban desprovistas de todo amor y, por lo tanto, sin luz, es decir, ignorantes. Quería acudir en su ayuda y mostrarles el camino para salir de las tinieblas de la noche a la brillante luz del día.... Les enseñe y les di el mandamiento del amor.... Porque Dios estaba en Mí y así también Su sabiduría.... Yo era uno con Mi Padre.... incomprensible para la humanidad.... Me fusioné con Él para siempre, porque todo lo que se ha transformado en amor, vuelve al Amor eterno....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise