Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3461

3461 Tarea de las herramientas de Dios en la Tierra....

11 de marzo de 1945: Libro 45

Instruid a los que no saben, y dad consuelo y fuerza a los que saben.... Ésta es vuestra tarea en la Tierra, para la cual Dios os ha elegido. Debido a que todos los seres humanos están necesitados, debéis llevarles ayuda espiritual y también terrenal, debéis servir como mediadores entre Dios y los seres humanos desamparados y esperan ayuda de Dios. Deberíais tratar de hacerles comprender la necesidad del sufrimiento terrenal, deberíais subrayar el gran amor de Dios, Que sólo quiere salvar almas, deberíais darles información acerca de la voluntad de Dios....

Pero los que saben también están necesitados si les falta estimulo espiritual. Éste debéis transmitirlos, debéis poneros a disposición de Dios para que Él pueda hablar a través de vosotros a quienes necesitan consuelo y fortaleza en los momentos difíciles.... A vosotros, que habéis recibido este oficio, nunca os faltarán fuerzas, porque Aquel, Que os eligió también os dota de los dones para poder cumplir vuestra tarea. Él os dará siempre la oportunidad de ejercer vuestro oficio, porque siempre y en todas partes encontraréis seres humanos derribados por la necesidad, que esperan de vosotros fortaleza y ayuda y a las que ahora debéis llevar Su Palabra en el nombre de Dios.... Porque Su Palabra es consuelo y fortaleza para los que saben y aclaración para los que son ignorantes.... Su Palabra es sabiduría y amor.... es luz y poder....

Y por eso debéis permanecer siempre en contacto con el Dador de la fuerza, con Dios Mismo, Que la os transmite constantemente a través de la transmisión de Su Palabra. Vosotros, que habéis sido elegidos por Dios para trabajar para Él, sois también constantemente destinarios del poder para poder ejercer vuestro oficio, y también debéis aprovechar constantemente el poder.... debéis transmitirlo a los que no tienen fuerza, los abatidos.... a los seres humanos sin luz y descarriados a quienes estáis haciendo un gran beneficio. Dios os encarga a obrar para Él, y en Su nombre debéis transmitir Su don de gracia a vuestros semejantes, para que muchos entren en la bendición de ello, para que sientan el poder de la palabra divina y fortalezcan el cuerpo y el alma en la lucha por la vida.

Si os sometéis voluntariamente a esta tarea, también tendréis éxito en vuestro trabajo, porque entonces os mueve el amor hacia vuestros semejantes y buscáis brindarles ayuda, y cada acto de amor ya conlleva una bendición.... transmite fuerza a quien se aplica. La Palabra de Dios está disponible para todo aquel que la desee, y Dios verdaderamente sabe mejor cómo se la ofrece, en qué forma presenta Su Palabra a los humanos. Él recompensará el anhelo hacia Él Mismo a través de la mediación de Su Palabra, que prueba una vez más Su amor por el ser humano porque significa para él refrigerio y refresco y ayuda en la necesidad espiritual y física. Quien escuche Su Palabra, su problema se resolverá porque Dios Mismo promete al ser humano Su ayuda y Su Palabra es verdad.

Para que la humanidad pueda ahora tomar nota de Su Palabra, debéis difundirla y estar diligentemente activos para Él y por Su reino.... Porque necesita consuelo y fuerza, en la mayor necesidad sólo podrán aferrarse a la Palabra divina y vosotros debéis mostrarles este camino a los humanos. Entonces la desgracia se resolverá para los que son de buena voluntad, porque tan pronto como reconozcan a Dios, cumplan Su voluntad y se dejen enseñar, ellos también llegarán a una fe profunda y realizarán ellos mismos obras de amor.... Y entonces ya no les aprieta la necesidad terrenal porque la necesidad espiritual ha sido resuelto, cual fue la razón por la que el cuerpo también tuvo que sufrir en la Tierra. Y por lo tanto, llevad a cabo con diligencia la obra que os ha sido asignada como tarea.... enseñad a los ignorantes y dad consuelo y fuerza a los que saben.... Porque vosotros sois sólo las herramientas de Dios que Él usa para que pueda darse a conocer a los humanos....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise