Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3411

3411 Mandamientos divinos – Directrices....

19 de enero de 1945: Libro 44

En virtud de las directrices dadas al ser humano a través de los mandamientos divinos, éste también puede ejercer un control mental de sus pensamientos, palabras y acciones en cualquier momento. Y esto es necesario si quiere avanzar constantemente en su desarrollo, porque muy fácilmente puede caer en el error de volverse perezoso y descuidar el trabajo en su alma, tan pronto como cree que vive según la voluntad de Dios. Entonces siempre existe el peligro de un estancamiento, que él puede evitar muy fácilmente, siempre que ejerce una estricta autocrítica de sí mismo y da cuenta de cada pensamiento, cada palabra y de cada acción, si son buenos, es decir, si corresponden a los mandamientos de Dios, que sólo exige amor.

Porque el adversario de Dios no descansa, busca ganar influencia sobre el alma, sobre la voluntad del humano, hasta la última hora. Y, por tanto, el humano nunca está fuera del peligro de caer en él si no tiene cuidado y toma siempre los mandamientos de Dios como guía de su estilo de vida. El autoconocimiento es lo primero si el humano quiere cambiarse desde el fondo de su alma, porque sólo se esforzará por mejorar, por cambiar para mejor, si descubre deficiencias dentro de sí mismo. Debe pedir a Dios humildemente la gracia de la cognición de sí mismo. Debe sostener con frecuencia ante sí el espejo de su alma y combatir todo lo inmundo, debe practicar la mansedumbre, la tranquilidad, la paciencia y la misericordia, debe servir con amor y con espíritu modesto, entonces también tendrá la fuerza para reconocer sus errores y corregirlos.

Porque el humano nada puede hacer sin el apoyo de Dios; su voluntad y su fuerza son demasiado débiles si no son fortalecidas por el amor divino. Pero el ser humano debe reunir la voluntad de hacerse digno del poder divino del amor. Por eso debe trabajar sobre sí mismo y pensar constantemente en sus errores y debilidades. Sólo así podrá superarlos, porque con buena voluntad también tendrá la fuerza para luchar contra ellos. Los mandamientos divinos sólo exigen amor, y por eso es fácil comprobar hasta qué punto el pensar, el hablar y el actuar corresponden al amor a Dios y al prójimo.

Y si se establece este punto de referencia, el ser humano se critica estrictamente a sí mismo, no será descuidado del trabajo en su alma, luchará y orará y así tomará posesión de la gracia, se conectará con Dios cada vez más íntimamente a través de su oración y madurará en su alma. Porque entonces vive conscientemente su vida terrenal, buscar formarse según la voluntad.... toma los mandamientos de Dios como guía y, por tanto, actúa según Su Palabra.... Y nunca permanecerá estancado, sino seguir el camino constante del desarrollo ascendente, hasta que logre el objetivo.... la unificación con Dios.... que sólo se puede lograr si el ser humano cambia al amor, si se adapta a la esencia del Amor Eterno, Que es sumamente perfecto, y por eso se esfuerza por llegar a ser perfecto....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise