Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3390

3390 El conocimiento espiritual obliga a transmitirlo....

3 de enero de 1945: Libro 44

Seréis instruidos continuamente para que vuestros conocimientos aumenten y seguiréis ganando fuerza que deberéis utilizar nuevamente para el trabajo espiritual. Y, por tanto, utilizad esta fuerza contribuyendo a la difusión de lo que os llega a través de la instrucción espiritual, usadla transmitiendo lo que vosotros mismos habéis recibido; la fuerza espiritual nunca debe descansar, es decir, el ser humano que dispone de fuerza nunca debe permanecer inactivo, y por lo tanto la fuerza espiritual también debe usarse constantemente, de lo contrario le sería arrebatado al ser humano que la deja en barbecho.

Pero el trabajo espiritual es todo lo que contribuye a que el prójimo llega a ser sabiendo.... De qué manera se le imparte el saber es irrelevante, lo único importante es que se lo imparta. Y esta es la tarea vuestra, que recibís los bienes espirituales de Dios, directamente o a través de Sus instrumentos, Cualquiera a que se le presenta conocimiento espiritual, que lo asimila y a través de la reflexión lo convierta en propiedad espiritual, sólo se beneficia de ella, si lo sigue transmitiendo en amor. Porque se ha vuelto valioso para él mismo, entonces también debe dárselo a su prójimo, de lo contrario su amor propio sigue siendo fuerte en él y sentirá poca bendición de la gracia de Dios.

Nunca se deben dejar los bienes espirituales en barbecho, si el ser humano no quiere correr peligro de que se los retiren por completo. Porque esta es la ley divina: quien da, recibe, porque la caridad desinteresada es un requisito previo para que el humano pueda recibir. El que se esfuerza por la verdad espiritual debe tener en cuenta sus sentimientos.... sus deseos se cumplirán, pero esto obliga también a dar a quien, como él, anhela la verdad. Nos obliga también a guiar la verdad donde todavía hay error, porque la verdad debe expulsar el error.

Y es por eso que un portador de la verdad debe esforzarse diligentemente por llevar la luz dondequiera que todavía haya oscuridad. Y es este trabajo espiritual que nunca debe desconectarse si el ser humano tiene la gracia de ser enseñado desde el reino espiritual. Porque el ser humano es siempre sólo el instrumento de los seres de luz que quieren distribuir la verdad a todos los humanos, especialmente a aquellos que les son confiados para su cuidado, para su guía espiritual. Sólo en raras ocasiones los humanos pueden escuchar la voz fina de los seres de luz, y por eso desarrollan sus propios instrumentos, que ahora deben hablar en su lugar....

Y un receptor de luz nunca debe descuidar esta actividad, debe hablar donde tenga oportunidad, debe comunicarse mediante la Palabra y la Escritura, debe aprovechar cada día y cada hora y así realizar el trabajo para lo cual Él mismo se ha ofrecido a Dios y el éxito constante será suyo. Él mismo podrá lograr el éxito espiritual y también los humanos que son espiritualmente considerados por él.

Esta amonestación está dirigida a todos los que se refrescan en la fuente de la vida eterna y obtiene fuerza y poder de la Palabra divina. Porque cada uno está en un círculo de deberes en los que puede trabajar diligentemente, y no debe dejar de hacerlo, de lo contrario se hará indigno de ser considerado con la verdad que le es ofrecido desde arriba. Porque es un bien precioso y debe ser transmitido para bendecir a los humanos, para que se pueda remediar la gran angustia que es la causa de la gran necesidad espiritual de la humanidad y que también resulta en angustias y tribulaciones terrenales....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise