Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3374
3374 Lo espiritual en la materia sólida y en los seres vivos....
20 de diciembre de 1944: Libro 44
Hay una diferencia esencial entre lo espiritual que todavía está atado en la materia sólida y de lo espiritual a que se le permite vivificar una forma externa, sonde el caparazón de lo espiritual muestra una actividad visible de modo que se le aborda como estuviera viva. Lo espiritual en la materia sólida todavía está completamente alejado de Dios, es decir, opuesto a Él y, por tanto, privado de toda libertad. Tiene que soportar una coerción extremadamente dolorosa, porque la forma externa no cede, es inamovible y indestructible y no permite que lo espiritual dentro de ella se libere.
Y lo espiritual debe permanecer en este estado forzado por tiempos interminables hasta que ceda en su resistencia contra Dios, hasta que, por así decirlo, se doblegue ante Él y comienza a someterse a Su voluntad. Entonces la compulsión cede, lo espiritual siente un alivio de la forma externa hasta que la forma externa sea explotada por la voluntad de Dios y lo espiritual entra en una etapa más libre, aunque todavía en la materia sólida, pero sirviendo ya a un propósito específico de modo que ahora ya puede realizar una actividad que inicia su desarrollo posterior.
La resistencia a Dios tiene que debilitarse continuamente, lo espiritual tiene que estar dispuesto para tomar el camino del servicio, entonces forma tras forma se disolverá hasta que caiga el último caparazón exterior sólido y se lo permita a lo espiritual vivificar las creaciones, es decir, que en una creación la vida es reconocible. La forma exterior ya no es rígida ni sólida, sino móvil, en constante cambio y de alguna manera activa, aunque inicialmente esto sea difícil de reconocer para el ojo humano. Y a partir de ahora las formas externas cambian cada vez con más frecuencia, lo espiritual no permanece allí por mucho tiempo, sino que aumenta de nivel a nivel, y cada vez más la vida revela la forma que se le permite tomar, hasta que la vida es tan obviamente reconocible que se puede hablar de seres vivos a los que se les asigna una tarea específica.
Lo espiritual en ello ya se encuentra en un cierto grado de madurez y por lo tanto se le permite realizar una actividad que sea útil para otra obra de creación o para otro ser vivo, y así lo espiritual sirve y con ello se libera de su respectivo caparazón exterior. Y por lo tanto tiene que tener lugar un constante perecer del viejo caparazón y un constante devenir y surgimiento de un nuevo caparazón, que siempre es evidente en toda la creación de Dios.
Y el caparazón exterior siempre tiene que liberar lo espiritual tan pronto como se decide para servir, lo cual siempre es reconocido por Dios, por eso toma en cuenta el deseo de lo espiritual de asignarle una nueva actividad de servicio. Por lo tanto, lo espiritual en los seres vivientes ya ha progresado mucho más, porque su voluntad ya no es contraria a Dios, de modo que pronto alcanzará el grado de madurez necesario para la encarnación final como ser humano en la Tierra.
La diferencia entre lo espiritual encarnado en el ser humano y lo espiritual todavía desterrado en la materia sólida es comprensiblemente muy grande, y por eso es un señal de regresión espiritual cuando un humano se esfuerza por alcanzar esta materia sólida, es decir, intentar de aumentar los bienes terrenales y su corazón está apegado a cosas que aún contienen aspectos completamente inmaduros. Esto es un peligro para el humano porque lo espiritual inmaduro lo atrae bajo su hechizo, lo arrastra hacia abajo y así le hace más difícil ascender, mientras que el humano que ignora la materia es mucho más libre y asciende más fácilmente: Nada en la Tierra lo detiene, podrá separarse mucha más fácilmente y también querrá abandonar su forma final, y lo siente que nunca debería desear lo que desde hace tiempo ya había superado....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise