3373 Cognición.... Fe.... Conocimiento.... Amor....
19 de diciembre de 1944: Libro 44
La vida del individuo es determinante para la vida en la eternidad. Esta cognición también permite al humano también vivir conscientemente, es decir, se esforzará por llevar una vida según la voluntad de Dios para poder obtener la vida eterna. Pero la mayoría de los humanos carecen de esta cognición porque sólo pueden alcanzar este conocimiento verdadero a través del amor y carecen de la voluntad de creer en la vida después de la muerte; de lo contrario, lucharían por la vida eterna incluso sin conocimiento.
El creyente no duda al respecto, aunque no se le pueda comprobar, de lo que se le enseña acerca de la vida en la eternidad; Pero todavía, sin embargo, vive su vida terrenal según su fe.... Pero el que ha llegado a ser sabiendo a través del amor no necesita pruebas, porque la cognición adquirida a través de la obra del amor es prueba suficiente para él. Por eso ahora lucha conscientemente por la vida eterna.... Busca formarse según la voluntad divina para poder estar cerca de Dios después de su muerte, lo que significa vida para el ser.
Pero si el humano carece de toda fe en una vida continua, entonces vive en la Tierra sólo para este mundo, no presta atención la voluntad divina, no trabaja en sí mismo, es por lo que se esfuerza, es decir, en su alma, sólo se amará a sí mismo y no prestará atención al mandamiento del amor al prójimo, entonces nunca alcanzará la iluminación de su espíritu, permanecerá sin conocimiento y por lo tanto no aprovechará su vida terrenal para la salvación de su alma. Y al final de su vida reconocerá su ociosidad y pasará al más allá. Espiritualmente muerto, porque sólo utiliza su vida terrenal para su bienestar físico. Pero el cuerpo perece y con ello también todo aquello por lo que se esfuerza.... los bienes y alegrías terrenales....
El humano no lleva nada al reino espiritual nada de lo que ha querido en la Tierra, sólo su alma, y esta se encuentra en un estado extremadamente pobre, impotente y sin vida. Porque el alma no puede tener otro destino que el que el hombre lo ha preparado en la Tierra.... Y por eso el humano tiene que creer, es decir, debe recibir instrucciones acerca de su tarea terrenal y sobre las consecuencias de su cumplimiento e incumplimiento de esta tarea. Y debe formar su vida terrenal en consecuencia. Si se esfuerza por hacer esto, entonces estará activo en el amor de acuerdo con las instrucciones, y entonces también le llegará el conocimiento que le dará ahora la convicción interior de que su fe no es infundada....
Y tan pronto como esté convencido de esto, le será fácil vivir según la voluntad de Dios. Porque entonces sabrá que la vida no termina con la muerte del cuerpo, y esta certeza le permite vivir y esforzarse conscientemente, y esta certeza lo llena de fuerza y de alegría.... No teme a la muerte, no teme a la responsabilidad, porque sus pensamientos y aspiraciones están siempre dirigidos hacia Dios y llenos de esperanza de que su alma algún día vendrá a ver a Dios, que vivirá en una dicha interminable y ya no estará separada para siempre de Aquel a Quien reconoce y a Quien se ha unificado a través de actos de amor....
amén
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