Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3357

3357 Cumplimiento de los mandamientos divinos.... Cognición de Dios....

5 de diciembre de 1944: Libro 44

Para recorrer el camino correcto en la Tierra se requiere el cumplimiento de los mandamientos divinos que, sin embargo, son fáciles de cumplir si el humano vive en el amor, es decir, que tiene el impulso interior de ser bueno y de hacer el bien.... Entonces él no percibe los mandamientos de Dios como una presión o influencia que lo inhibe, sino que se esfuerza por lograr los mismo que Dios exige de él, y entonces también camina por el camino correcto. Entonces no necesita ningún mandamiento porque su ser se cambia por propio impulso al amor y porque su voluntad se dirige hacia Dios, y lo espiritual en él ya está en el reconocimiento de la Deidad Eterna, incluso si el humano no es consciente de esto o no tiene un conocimiento correspondiente o no dispone del saber al respecto.

Probablemente el conocimiento ya duerme dentro de él, pero aún no ha salido a la luz, y sin embargo su alma reconoce a Dios, de lo contrario no se esforzaría por el bien. El humano también buscará la perfección, porque su corazón, dispuesto y capaz de amar, lo impulsa a una actividad constante en el amor. Sus acciones y pensamientos no contradicen los mandamientos de amor que Dios dio para hacer posible que los humanos cambien según Su voluntad.

Porque en muchos humanos la cognición del bien y del mal no está tan desarrollada porque su voluntad interior todavía está dirigida hacia el oponente de Dios. Éste nubla en el humano el claro sentido del bien y del mal; le presenta el mal bajo una luz que le parece tentadora. Y así, un humano que ha caído bajo su influencia, que deja que todos los malos impulsos surtan efecto en él, no obstante puede estar convencido en su corazón de que actúa correctamente, porque sólo ve su propio beneficio y considera que todo es bueno lo que le da una ventaja. Cuanto más se hunde, es decir, cae en el poder del oponente de Dios, más desaparece su cognición del bien y del mal.

Y los mandamientos divinos deben ser ahora una guía para él mientras hace un esfuerzo serio por vivir correctamente en la Tierra. Porque su estilo equivocado de vida tiene que ser reprochado a él una y otra vez, y los mandamientos divinos deben servirle como punto de referencia por el cual sus acciones son evaluadas y juzgadas. El mandamiento del amor siempre dejará de lado el propio beneficio y protegerá el beneficio del prójimo, y sólo cuando un humano tenga en cuenta esto comienza a someterse a estos mandamientos. Al ser humano bajo la influencia del oponente se le debían dar mandamientos individuales, a través de los cuales pudiera reconocer la maldad de sus pensamientos y acciones. El ser humano que está en el amor, en cambio, no necesita estos mandamientos; no le es posible violar los mandamientos individuales porque el amor le impide hacer lo que un humano sin amor hace sin dudarlo.

Las fuerzas del bien están activas en un ser humano que está activo en el amor, y éstas le impiden cometer cualquier acto malo, mientras que el humano que está alejado de Dios y desprovisto de todo amor permite el acceso a las fuerzas del mal y éstas le impulsan repetidamente a cometer acciones sin amor. Sin embargo, si se le reprocha cada uno de los mandamientos, entonces se puede despertar en él el sentimiento de responsabilidad por sus acciones y entonces comete una mala acción sin inhibiciones, lo que puede incluso provocar un cambio en su forma de pensar, siempre que se decide a un cambio de su estilo de vida en la premonición de una vida después de la muerte, que le parece perdida....

Entonces dirige su atención a la salvación de su alma, entonces aprovecha cada oportunidad para lograr aclaración acerca de la voluntad de Dios, se arrepiente sinceramente de su vida fallida y entonces busca a cambiarse a sí mismo.... Se aborrece a sí mismo y sus acciones anteriores, reconoce los mandamientos divinos y se esfuerza por vivir de acuerdo con ellos de ahora en adelante.... Y sólo entonces se le concede el éxito espiritual, es decir, su alma puede desarrollarse hacia arriba poco antes de su muerte, y aunque su grado de madurez es todavía baja, entra en el reino espiritual con la cognición de la Deidad Eterna y ya no está completamente apartado de Dios.

Tan pronto como reconoce a Dios y Sus mandamientos, se salva, está en camino hacia la altura, ha comenzado su desarrollo ascendente y el alma también alcanzará su objetivo, si no en la Tierra, al menos algún día en el reino espiritual. Pero mientras el humano ignore los mandamientos divinos o vincule las ventajas terrenales al cumplimiento de estos, el alma permanecerá en el grado espiritual más bajo, y entonces permanecerá también en la noche oscura espiritual.... No reconoce a Dios y tampoco puede amarle a Él, no se esforzará por Él, sino dirigirse al oponente de Dios que, sin embargo, nunca puede hacer que el alma sea conocedora y, por tanto, tampoco puede transmitirla conocimiento acerca de Dios.

Y es este conocimiento de la que carece la humanidad, el conocimiento de un Dios de amor, Que es omnipotente y sabio y Que quiere ganar a los humanos para Sí.... Tan pronto como el humano tiene conocimiento, tan pronto como cree en Dios como un Ser sumamente perfecto, también prestará atención a lo que este Ser supremo exige del humano.... y lo hará por su impulso más íntimo, porque en él despierta el amor a Dios y busca unificarse al Ser más supremo y perfecto.... Y entonces ya no necesitará mandamientos, porque desde dentro está lleno de amor por Dios y el prójimo....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise