Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3355b

3355b Capacidad de reconocer y amar a Dios.... Restricción de libertad.... Estado de ignorancia.... Libre albedrío.... Fuerza vital-Gracia de Dios....

4 de diciembre de 1944: Libro 43

Debido a su alejamiento de Dios en el que se ha metido a través a su anterior apostasía de Dios, el ser como tal ya no es capaz de reconocer a Dios y, por tanto, tampoco puede amarlo a Él. Y nunca podrá superar esta condición deficiente, permanecería siempre en el mismo desconocimiento, si Dios no quisiera darle un don de gracia en la última etapa de su encarnación en la Tierra.... la fuerza vital, junto con el libre albedrío, que le capacita al usarlo correctamente, aprender a reconocer a Dios, es decir, para entrar en un estado más luminoso.

La esencia misma no siente su carencia mientras esté completamente desprovisto de conocimiento. Pero tampoco puede sentir bienaventuranza; sino que en ella reinan impulsos malignos que la llevan a una ira constante contra sí misma, es decir, que hacen que su oscuro estado espiritual se vuelva cada vez más impenetrable y, por lo tanto, el ser quede atado, es decir, privado de toda libertad. La restricción de la libertad, sin embargo, es vivida por el ser como un tormento, pero no comprende que es sólo el resultado de la falta de conocimiento, porque cualquier conexión le permanece oculta. Y este estado de ignorancia es lo primero que se debe remediarse si el ser quiere ascender a las alturas, a la completa libertad y plenitud de poder.

Sin embargo, el conocimiento, la cognición de Dios y de Su gobierno y obra, no se le transmitir en contra de su voluntad, sino que el ser mismo tiene que usar su libertad de voluntad, para que cambie su esencia fundamentalmente, para que emerja de las tinieblas hacia la luz y así recuperar su libertad definitiva. Toda existencia en la reencarnación como ser humano debe considerarse como una gracia, porque se le concede al ser incluso en contra de su libertad, es decir, la voluntad del ser ha sido dirigida por Dios hasta esta encarnación; se encuentra en un cierto estado de obligación.... al someterse a la voluntad de Dios, que se expresa en la ley natural.... ha logrado un grado de madurez que le otorga la libertad de voluntad en su última encarnación, combinada con la capacidad de reconocer de lo que sucede a su alrededor y en qué correlación se encuentra todo lo creado con su Creador desde la eternidad.

Esta gracia se concede a cada ser humano, pero si la utilice depende de su voluntad; porque una vez el libre albedrío se apartó de ella a pesar de la cognición de la Deidad Eterna, esta voluntad ahora también tiene que volverse activa para volver a unificarse a Ella, lo que sólo puede suceder después del conocimiento de la Deidad Eterna, porque esto es un requisito previo para que la esencia también sea capaz de amar a Dios. Y sin amor la unificación nunca podrá realizarse. A cada ser humano en la Tierra se le ofrece la oportunidad de reconocer a Dios y aprender a amarlo, pero mientras su voluntad siga siendo contraria a Dios, el estado de oscuridad, falta de cognición e ignorancia no apartarse de él. Primero el mismo tiene que romper los grilles a través de su voluntad, él mismo tiene que intentar de romper el envoltorio, sólo entonces podrá usar su capacidad y penetrar en el saber y la verdad, en la cognición. Y sólo entonces será capaz de poder amar a Dios de toda corazón y esforzarse por la unificación con Él, Quien lo convertirá en el ser feliz de todos los tiempos....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise