Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3355a
3355a Capacidad de conocer y amar a Dios.... Restricción de la libertad.... Estado de ignorancia.... Libre albedrío.... Fuerza vital-Gracia de Dios....
3 de diciembre de 1944: Libro 43
Es cierto que Dios ha dado a los humanos la capacidad de reconocerlo a Él, pero ha hecho que esto dependa del estilo de vida del individuo, que puede llevar según su voluntad. De modo que el estado de conocimiento, de luz, es también el resultado de su voluntad correctamente utilizada, así como una voluntad equivocada resulta en un estado de falta de conocimiento, de ignorancia. El ser humano entonces no podrá evaluar la capacidad que se le ha dado; podrá pensar, pero con resultados incorrectos; El Ser de la Deidad Eterna seguirá siendo incomprensible e insondable para el humano, porque Dios es Amor, Sabiduría y Omnipotencia, y el humano con una voluntad equivocada no aceptará ni uno ni otro porque le resulta simplemente incomprensible y, por lo tanto, inaceptable.
Pero si un humano no reconoce a la Deidad Eterna, tampoco puede amarla y, por lo tanto, no se esfuerza seriamente por Dios, porque lo espiritual sólo busca la unificación con lo que ama. Pero Dios quiere que los humanos Le amen, Le deseen y luchen por la unidad completa, y por eso primero intenta llevar a los humanos al conocimiento, y para ello necesita el libre albedrío, porque todo lo que se logra mediante la coerción es una desventaja para el alma humana. El amor es absolutamente necesario, sólo el amor vivifica el conocimiento, sólo a través del amor el conocimiento hace feliz y sólo a través del amor se pone en práctica el conocimiento.
Pero el amor del ser humano es una cuestión del libre albedrío y un humano jamás será obligado a una actividad amorosa. Pero la capacidad de pensar sigue siendo primitiva tan pronto como Dios reconoce que la voluntad del humano no está dirigida hacia Él y le retira Su amor y Su gracia. Entonces su pensamiento producirá resultados que no corresponden a la verdad pura que Dios Mismo ofrece. Entonces la capacidad de pensar sólo tiene un efecto terrenal, es decir, sólo utilizará el don de la razón para reflexionar acerca de asuntos terrenales. Pero entonces no se puede hablar de un conocimiento espiritual y, por lo tanto, no utiliza el don de Dios, la capacidad de reconocerlo y amarlo debido a su inseparabilidad....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise