Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3339

3339 Poder espiritual.... Pan del cielo.... Hambre....

21 de noviembre de 1944: Libro 43

El alimento espiritual debe ser absorbido por un corazón hambriento, de lo contrario quedaría sin efecto. Dios ofrece alimento al alma, pero tan pronto como el cuerpo quiere el alimento terrenal, el alma también tiene que desear el alimento celestial, y el grado del deseo también determina el grado del efecto. Un alma hambrienta es el receptáculo adecuado para el alimento espiritual; ella procesará el alimento de los cielos y también sentirá el poder y la fuerza que fluye hacia ella con el alimento celestial. No necesitará morirse de hambre si sólo lo pide; Tampoco necesitará limitarse porque el alma nunca está sobresaturada con el alimento espiritual si se abre completamente para consumir alimento y bebida espiritual.

Pero el cuerpo ya no busca los placeres terrenales; su deseo por ellos disminuye cuanto más se fortalece el alma en la fuente de la vida eterna. Porque ahora la vida en la Tierra ya no significa tanto para el humano como querer proporcionar constantemente placeres terrenales al cuerpo. Sus pensamientos y aspiraciones son el reino espiritual, el alimento espiritual y el fortalecimiento del alma. Y un ser humano tan deseoso estará bien abastecido espiritual y físicamente, porque no le faltará nada, porque antepone la salvación de su alma al bienestar de su cuerpo y no se sacia con el alimento terrenal, que el cuerpo ciertamente necesita, pero que aporta poco para la maduración del alma.

Pero si un ser humano desea alimento espiritual, el alimento físico también influirá en el desarrollo del alma, porque entonces extrae de todo lo que el cuerpo consume las sustancias espirituales que se incorporan a ella aumentando su poder espiritual.... El alimento espiritual es ofrecido a los humanos directamente por Dios Mismo o a través de sus siervos celestiales, quienes están en plena posesión del poder espiritual y continuamente distribuyen comida y bebida a los necesitados que reciben su don con alegría.

Quien tiene hambre y sed no rechazará el pan del cielo; lo desea con todos sus sentidos, porque cree que morirá de hambre si no es alimentado. Y por eso no recibirá con indiferencia el precioso don que se le ha concedido desde arriba.... Pedirá y dará gracias por cada don y nunca pasará por la mesa del Señor, porque se le ofrecerá una cena que él piensa que es más preciosa que todos los bienes y alegrías del mundo. Y siempre está invitado a participar; el pan del cielo siempre se le presenta por el amor divino si así lo desea. Y quien alguna vez haya probado el alimento celestial, ya no querrá perdérselo, porque es sumamente delicioso y pone el alma en estado de madurez porque la capacita para trabajar por el reino espiritual....

El alimento celestial da fuerza y resistencia, coraje y determinación.... El ser humano se hará fuerte en su fe, diligente en su obra de amor, y sin miedo en confesar su fe al mundo y, por tanto, estar activo por el reino de Dios.... Porque toda debilidad desaparece de Él cuando acepta el alimento espiritual que Dios Mismo le prepara y le ofrece en Su amor.... el pan del cielo, que toca con suma eficacia el alma humana.... Su Palabra, que es suministrado como alimento espiritual a quienes lo desean y lo reciben con corazón anhelante de Su mano, que siempre está dispuesta a dar....

Amén

Traducido por Hans-Dieter Heise