Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3331

3331 La palabra de Dios es imperecedera.... indestructible....

15 de noviembre de 1944: Libro 43

Todo lo que existe por la voluntad de Dios es indestructible. Una obra de creación que le es accesible puede aparentemente ser destruida por la voluntad humana, pero esto es sólo un cambio de la forma externa, porque la vida real, la vida del espíritu en el caparazón destruido por el humano, permanece y reaparece visiblemente ante sus ojos en un nuevo caparazón externo. Así, hasta cierto punto, las creaciones externas pueden ser víctimas de los humanos, pero esto nunca resulta en una pérdida de la vida interior. Pero también pueden surgir obras a través de la voluntad de Dios, que tienen como objetivo dar testimonio de Su poder y fuerza, Su sabiduría y Su amor con el propósito del desarrollo superior del ser humano.

Y Dios también protege estas obras ante la voluntad humana de destruir para demostrar Su poder y fuerza. Son obras que se realicen de manera extraordinaria y, por tanto, son reconocibles como obra visible de Dios. Si estas obras no fueron capaces de resistir la voluntad humana de destruir, entonces, en cierto sentido, no cumplirían su propósito, porque deberían ser reconocidas como dones divinos y, por lo tanto, tienen que ser imperecederas.

Tal obra imperecedera de Dios es Su Palabra, que Él conduce a la Tierra de manera extraordinaria.... La Palabra divina debe ser la base para que los humanos puedan organizar sus vidas si quieren alcanzar la altura. La Palabra divina da a conocer la voluntad de Dios, y sólo unos pocos humanos son capaces de escuchar la Palabra de Dios misma a través a través de la voz interior. Por lo tanto, tiene que ser transmitida a ellos, debe ser accesible a todos los semejantes, para que, si están dispuestos a escuchar a Dios, puedan volver a absorber en sí mismos la Palabra divina.

El ser humano individual que es capaz de escuchar la voz de Dios no puede difundir la Palabra de Dios en la medida en que a todos los humanos les sean transmitidas la voluntad de Dios. Pero Dios no transmite Su Palabra a la Tierra por causa de un sólo ser humano, sino a través de un sólo ser humano para todos los que quieren escucharla.... Y es por eso que esto debe hacerse de una forma que permita que Su Palabra se difunda.... en forma de documentos escritos, que reproducen detalladamente lo que el destinario de la Palabra es capaz de escuchar a través de la voz interior.... Y esta Escritura es Su obra, Su expresión de poder, la prueba de Su amor, sabiduría y omnipotencia.... Y esta obra Suya es imperecedera, para que cumpla el propósito que le ha sido asignado.

No es una obra humana, no es un bien intelectual humano que se, sino que la actividad intelectual humana sólo comienza más tarde para absorber intelectualmente lo recibido, y en consecuencia actúa una fuerza espiritual, que el ser humano puede llamar como quiera. Pero da testimonio de una obra sobrenatural, y lo que surge de manera sobrenatural también es inmune a una acción natural de las manos de la voluntad humana. El propósito de esta obra es puramente espiritual, y por lo tanto las fuerzas espirituales son los autores, pero siempre son ejecutoras de la voluntad divinas. Pero lo que surge en la voluntad divina permanece hasta que haya cumplido completamente su propósito.

Todavía se tiene que concienciar a innumerables humanos de la Palabra de Dios, que guía Su amor hacia la Tierra y, por lo tanto, esta palabra debe hacerse accesible todavía a muchos más humanos, lo que sólo puede suceder mediante la distribución de los escritos que contienen la Palabra de Dios. Pero si Dios ahora ha hecho este plan, no deje que su plan vea frustrado por la voluntad humana, no permitirá, de lo que surge de Él, sea víctima de la arbitrariedad de los humanos.... sino que protegerá Su obra por el bien de los humanos que la desean y obtienen el máximo beneficio al respecto.

Y es por eso que siempre habrá un muro protector alrededor de un don visible de Dios, que tiene como objetivo hacerlo reconocible a Él y a Su obra. No será tocado no afectado por nada, ni por medidas mundanas ni por fenómenos naturales, porque lo que ha surgido del poder de Dios se afirma frente al mundo y también frente a la naturaleza, porque Dios es el Señor sobre todo, solo Él determina el principio y el fin, Él determina tanto el surgir como el desaparecer, y eso por eso lo que tiene a Él como origen no puede perecer, así como también protege a todos los mediadores de Su Palabra, a los que la reciben y la transmiten a sus semejantes como es su destino. Porque los humanos deben ser instruidos por la voluntad de Dios, deben escuchar Su Palabra para poder reconocer y aprender a amar a Dios y ahora vivir según Su Palabra para poder unificarse con Dios....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise