Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3318
3318 Poderosa voz de Dios.... Fin de la batalla....
5 de noviembre de 1944: Libro 43
La voz de Dios sonará fuerte y con insistencia, y el destino de los pueblos se decidirá, porque Dios Mismo pronuncia el juicio por medio de las fuerzas de la naturaleza. Y nadie podrá resistir su juicio, porque será justo y afectará a los humanos que han causado gran miseria y no quieren reconocer su injusticia. Será un acontecimiento extremadamente triste y morirán innumerables humanos, pero el acontecimiento también es imparable porque los humanos ya no pueden ser sacudidos por nada que la voluntad humana puede lograr y, por lo tanto, tiene que ser perturbados por un acontecimiento que la voluntad humana no puede parar o terminar y eso causa un gran horror porque cada uno ve la muerte ante sus ojos y tiene que estar preparado para el fin temporal.
Y este acontecimiento está cada vez más cerca, pasa día a día sin que la humanidad cambié y la paciencia de Dios aún duda en darle a los humanos la oportunidad de arrepentirse antes de que Su voz sea escuchada. Pero ahora los acontecimientos mundiales también están llegando a su fin porque los acontecimientos naturales se están preparando, porque el interior de la Tierra está en agitación y sólo espera el momento en que Dios dé libertad a las fuerzas de la naturaleza para que puedan desatarse. Como los humanos no encuentran un fin, Dios interviene y ordena detenerse. Las cosas malas terminarán, pero las consecuencias serán aún peores, porque los humanos entrarán en una terrible angustia y quedarán completamente indefensos ante las fuerzas desatadas de la naturaleza. No pueden huir ni detener ni reducir su ira; está a su merced y tienen un Salvador en Quien pueden confiar en su necesidad, a Quien pueden pedir ayuda y Que tiene el poder de ayudarlos.
Pero sólo unos pocos Lo reconocen, unos pocos se sienten culpables y esperan con resignación su juicio en la cognición de su pecaminosidad. Y Dios también Se cuidará de estos pocos en las horas de la destrucción provocadas por la voluntad divina, porque de lo contrario la necesidad espiritual no puede ser remediada y la necesidad terrenal aumenta constantemente por la voluntad humana. Y como los humanos no pueden encontrar un fin; Dios determina el fin de una batalla que mueve el mundo entero.
Y un grita de horror resonará por toda la Tierra, que hará que los humanos se paralicen, porque la magnitud de la desgracia hará que todos agucen sus oídos y tiemplen ante una repetición. Y esto es lo que Dios quiere, que toda la humanidad participe, que escuche su juicio, que reconozca a los culpables y a la justicia de Dios. Porque todo luchador todavía cree que tiene razón, el poder todavía se valora solo y no la ley, y la bendición de Dios no puede basar en acciones que son despreciables porque violan el mandamiento divino del amor....
Y Dios castigará a los humanos con lo mismo lo que hacen ellos.... sólo que Su obra de destrucción será aún más poderosa, para que Lo reconozcan al respecto. Porque lo espiritual también se rebela que, aún no libre, está arrancado del orden divino y encuentra doloroso este estado, porque aún se hizo libre por la voluntad humana, no puede disfrutar de su libertad porque no es la libertad de la perfección, porque que se ha quitado a lo espiritual la posibilidad de una actividad por lo cual está indignado. Y actuará allí donde se le dé la oportunidad. Pero sobre todo se conectará con lo espiritual todavía desterrado y también intentará persuadirlo a reventar su caparazón, por lo que lo ayuda.
A través de esto trata de obligar a los humanos a participar nuevamente en actividades constructivas para que tengan una vez más la oportunidad de obtener nuevas creaciones para poder continuar el curso del desarrollo. Y Dios no impide lo espiritual que se ha vuelto libre a través de la voluntad humana, así como también da Su consentimiento cuando la materia dentro de la tierra se agita, cuando lo espiritual tiende hacia la luz y trata de reventar su caparazón. Dios retira Su voluntad por un corto tiempo y deja que la voluntad de lo espiritual siga su curso, lo que, sin embargo, al ser todavía completamente inmadura, significa una obra de destrucción de inmensas proporciones.
Y así, a la voluntad humana se le opone una voluntad que triunfa sobre la primera, que aparentemente carece de todo amor y sabiduría divino y que encuentra la plena aprobación de Dios.... Pero la humanidad no se inclina ante Dios, no para en su batalla de destrucción, está infestada de demonios y se deja llevar por ellos, cae cada vez más en el poder del mal y lo demuestra en sus obras y medidas. Y para detener este declive la voluntad y la omnipotencia de Dios entran en acción obviamente.
Él sacude la Tierra y con ella la humanidad para que entre en razón y cambié. Porque es el último tiempo que todavía se puede utilizar para las almas. Y por eso Dios hace sonar Su voz, potente y poderosa, y llama a los humanos: Detened vuestra ira, que arrastra vuestras almas a la destrucción; Cambiaos antes de que sea demasiado tarde y recordad a Aquel Que gobierna el cielo y la Tierra, Que es vuestro Creador y Sustentador y Cuyo amor estáis pisoteando.... Reflexionad acerca de vuestro fin, porque está cerca....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise