Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3306

3306 Humanos como secuaces de Dios a pesar de su mala voluntad....

26 de octubre de 1944: Libro 43

El liderazgo mundano no podrá de modo alguno detener un acontecimiento que la voluntad divina ha determinado desde la eternidad, sino que inconscientemente contribuirá a ello, es decir, la voluntad es la razón de lo que la voluntad de Dios hace ejecutar, aunque la voluntad humana tiene un efecto completamente diferente esperado y previsto. Los humanos planean algo que es contrario a Dios, y Dios permite que suceda, pero en cierta medida dirige el efecto para el bien de tal manera que el alma humana puede beneficiarse de ello, siempre y cuando no actué obviamente en contra de Dios. Pero a nivel terrenal, el humano también tiene que soportar las consecuencias de actuar y pensar en contra de Dios, para que pueda reconocer qué efecto tiene una voluntad equivocada y se esfuerce por cambiarla.

Pero lo que Dios finalmente ha decidido, la voluntad del ser humano ya no lo puede detener. E incluso el poder mundano tiene que reconocer su impotencia ante un acontecimiento que se produce sin intervención humana y da testimonio de un poder que lo gobierna todo. Por lo tanto, el poder humano puede tomar decisiones sin obstáculos, pero no puede evitar ni detener nada si el plan de Dios es diferente.... Y el plan de Dios aspira a un revolución que sea espiritualmente significativa, pero que también tendrá un impacto terrenal. Porque sólo sacudiendo el pensamiento a través de las tribulaciones y dificultades terrenales se puede lograr un cambio espiritual en los humanos. Y es por eso que Dios usa el pensamiento erróneo de los humanos como ocasión para un acontecimiento que estalla en la naturaleza.... Las destrucciones y aniquilaciones causadas por el ser humano desencadenarán fuerzas de la naturaleza que la humanidad no espera....

La voluntad humana planea una obra de destrucción de proporciones terribles, y la voluntad divina permite que se lleve a cabo en escalas inimaginables ordenando a los espíritus de la naturaleza que se rebelen contra la voluntad humana de destrucción, que ahora actúa con tal violencia que la Tierra tiembla e innumerables humanos pierden la vida. Y la voluntad humana no puede detenerlo, la intervención humana fracasa y el poderoso terrenal reconoce su impotencia ante el Creador del Cielo y de la Tierra. Pero él no Le reconoce, se rebela contra el poder que es más fuerte que él y, por lo tanto, se entrega completamente al poder de Satanás, a quien ya estaba esclavizado. Y ahora Satanás lo está usando para luchar abiertamente contra Dios....

Y este es el preludio de la venidera batalla de la fe, que es inevitable, en la que Dios Se enfrenta a Su oponente.... en la que los que son fieles a Dios lucharán contra los hijos de Satanás y también lucharán por la victoria bajo el liderazgo de Jesucristo.... Es la última batalla que el oponente libra en esta Tierra, porque termina con su captura. Tan pronto como ha abusado de su poder de tal manera que intenta a obligar a los humanos a una forma de pensar completamente contraria a Dios, su poder se ha agotado, porque actuar contra Dios Mismo no puede tener como resultado otra cosa que su renovada atadura, porque de lo contrario la creación ya no podría cumplir su propósito porque entonces lo espiritual, que había alcanzado la etapa final de desarrollo, sería privado de cualquier oportunidad de tomar la decisión final, de liberarse finalmente de la forma. Porque esta decisión final es una cuestión del libre albedrío, que puede dirigirse hacia arriba o hacia abajo, pero que también necesariamente debe tener conocimiento de ambos polos hacia los cuales puede esforzarse....

Sin embargo, este conocimiento le es negado a través de la obra de Satanás, de modo que todo conocimiento de Dios, de Jesucristo, Su enseñanza de amor y Su obra de redención es socavado y Satanás utiliza a humanos que llevan dentro de sí su voluntad que desafía a Dios. Porque esto es un peligro para todo lo espiritual, que inevitablemente tiene que evitarse quitando todo poder al oponente de Dios y un tiempo de paz espiritual y de luz más brillante que reemplace el tiempo de batalla entre la luz y las tinieblas.

Porque el poder de Dios es más grande, y Su voluntad gobierna el cielo y la Tierra.... Y aunque los humanos en la Tierra se creen poderosos porque no quieren reconocer un poder superior.... con sus medidas y decretos sólo serán los secuaces del poder más supremo, por cierto trabajando en la voluntad opuesta y, sin embargo, siendo utilizados para la obra que Dios Mismo ha previsto desde la eternidad. Porque todas las fuerzas tienen que servirle, buenas y malas; estos servicios se realizan voluntario e involuntariamente porque todos está sujetos a Su voluntad.

Y así los acontecimientos mundiales también se desarrollarán según la voluntad divina, aunque la voluntad humana esté completamente dirigida contra Dios y lleve a cabo obras que son obras de Satanás. Y Dios no los detiene, sin que sin querer participan en la ejecución del plan que ha sido determinado desde la eternidad. Ellos mismos están acelerando el juicio que vendrá sobre ellos, que significará el fin de esta Tierra y de todos los humanos que viven en ella, así como también toda criatura, excepto el pequeño grupo de luchadores leales a Dios, a quienes el Señor Mismo traerá a casa, antes de que haya llegado el fin....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise