Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3287

3287 Liberación prematura de lo espiritual.... Disolución final....

10 de octubre de 1944: Libro 43

He aquí, os acercáis a un tiempo de completa disolución, provocado inicialmente por el humano mismo, que deja actuar su voluntad de manera destructiva y aniquiladora, y finalmente realizada por la voluntad de Dios y por Su poder, porque ha llegado el fin que Dios ha determinado desde la eternidad. Esta disolución puede significar una maduración acelerada del espíritu si previamente se permite que la materia sirva excepcionalmente, es decir, si la disolución de la materia es el resultado de un mayor uso de aquello que sirve al beneficio del ser humano. Entonces la desaparición de ésta también corresponde a la voluntad de Dios y es beneficioso para lo espiritual que se contiene en ésta.

Sin embargo, si la materia es destruida o completamente aniquilada antes de que haya madurado al respecto a través del servicio.... si la voluntad humana de destruir se extiende a las cosas que aún no han cumplido su propósito en la Tierra, que todavía se encuentran en el desarrollo de lo espiritual en ellas, se produce un acto de violencia que va en contra de la voluntad de Dios y que tiene efectos extremadamente perjudiciales para lo espiritual. Porque éste se vuelve libre sin estar completamente desarrollado y ahora puede desahogarse de una manera perjudicial para lo espiritual ya más maduro, para los seres humanos y los animales.

Porque lo espiritual aún inmaduro los oprime, imponiendo una presión extraordinaria sobre los humanos y volviendo su mente cada vez más hacia la materia, es decir, lo espiritual se recuerda constantemente en forma de la materia prematuramente destruida, por la que los humanos ahora se esfuerzan con mayor entusiasmo. Solo los humanos con el espíritu más maduro ya no se dejan oprimir por ello, porque ya han superado la materia y ya no dependen de ella hasta tal punto que creen que podrían vivir sin ella. Pero la furia de lo espiritual que se ha vuelto libre aumenta cada vez más, porque los humanos no se detienen en sus obras de destrucción, y la decadencia en el desarrollo espiritual se hace cada vez más evidente, de modo que Dios Mismo ordena un fin al disolver cualquier forma a través de Su voluntad desde el grado más bajo hasta el grado más alto de desarrollo.

Todo lo que contiene la Tierra será destruido, incluso la superficie de la Tierra se disuelve y se transforma en creaciones completamente nuevas. Porque ahora comienza un nuevo curso de desarrollo para todo lo espiritual, que al final no ha alcanzado la madurez para poder entrar en el reino de la luz. Dios Mismo completa en amor y sabiduría lo que el humano ha abordado con odio y desamor y con ignorancia del impacto. La voluntad humana es reprensible, y causa el mayor daño espiritual. Pero la voluntad divina ordena detenerse, y su obra de destrucción es al mismo tiempo una corrección de lo que antes estaba fuera de todo orden divino....

Porque lo que Él hace es extremadamente bueno y sabio y siempre promueve el desarrollo espiritual ascendente, mientras que las acciones de los humanos están arraigados en el desamor e ignoran todo orden divino y, por lo tanto, son pecaminosos. Sin embargo, el ser humano que se esfuerza hacia Dios puede todavía estar activo de manera beneficiosa en el último tiempo de la disolución, ayudando a que mucha materia sirva según el orden divino, estando el mismo activo y obrando incansablemente en el servicio de amor al prójimo, en que puede proporcionar a sus semejantes objetos adecuados correspondiente a su finalidad y, al hacerlo, ayuda a lo espiritual a madurar, de modo que en el momento de la disolución final ya no esté completamente inmaduro. Al hacerlo, le da a lo espiritual que se ha vuelto libre debido a la voluntad humana de destruir, la oportunidad de encarnarse nuevamente, alivia tanto la angustia espiritual como de los humanos que necesitan objetos terrenales para su vida diaria; y también se ayuda a sí mismo a alcanzar una mayor madurez espiritual, ya que el amor al prójimo le impulsa a la actividad terrenal.

Tan pronto como el humano está en la cognición, la obra final de destrucción de Dios también le resulta comprensible, mientras que el ser humano ignorante es incapaz de ponerlo en armonía con un Creador amoroso, sabio y todopoderoso. Y, sin embargo, toda obra de Dios se basa en la sabiduría más profunda y en el amor sumamente grande de Dios, y esta obra final de disolución es también un acto del amor de Dios, que interviene cuando lo espiritual está en mayor peligro de perderse.... Entonces Él lo ata de nuevo, para darle la oportunidad de alcanzar el nivel de desarrollo que le dará nuevamente la libertad de elección, para que pueda aprovecharla mejor si ha fracasado en esta Tierra....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise