Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3282

3282 “Padre, hágase tu voluntad....”

7 de octubre de 1944: Libro 43

En el ajetreo del mundo el ser humano pierde muy fácilmente la conexión con el mundo espiritual si interiormente aún no está tan fortalecido como para dejarse cautivar por el mundo y sus encantos. Las fuerzas que luchan por él están limitadas o favorecidas en su actividad por su voluntad y, por lo tanto, las fuerzas espirituales no pueden ejercer ninguna coerción, sólo puede tener lugar una influencia a través de los pensamientos, lo que a menudo es muy difícil para las fuerzas del bien cuando el humano vive en medio del mundo y se toma poco tiempo para contemplaciones interiores.

El mundo es un peligro para el alma y, sin embargo, necesario para su libre desarrollo, porque sin resistencias y luchas no madura. Sólo en un cierto estado de madurez ya no necesita la tentación tan pronto como se ha resistido contra ella y se ha unificado a Dios o se esfuerza hacia Él con todos sus sentidos. Entonces el mundo espiritual se acerca a ella y la conexión consciente con ello le asegura al humano el ascenso a la altura.

Pero el ser humano no se libera de las luchas interiores del alma porque las fuerzas de la oscuridad no cejan en sus intentos de arrastrarlo a su área. Pero el alma también fortalecerse gracias a esto, porque aunque no sucumbe a las fuerzas inferiores, cuanto más se siente presionada, más fuerte se vuelve su deseo y su lucha por Dios. Y esto también tiene como consecuencia una mayor provisión de gracia, que siempre aumenta la madurez del alma. Incluso la tentación es permitida por Dios porque puede beneficiar al alma para que no se vuelva tibia y perezosa en su lucha por alcanzar las alturas. El humano cuya vida transcurre uniformemente generalmente permanece en el mismo nivel de desarrollo a menos que sea excepcionalmente amoroso y cumpla por sí mismo su propósito en la Tierra y ya no necesite el incentivo para el esfuerzo espiritual.

Pero es innegable que un estado de lucha es más beneficioso para el alma, porque el tiempo en la tierra es corto y se debe aprovechar cada oportunidad para alcanzar el mayor grado de madurez posible. Y es por eso que el ser humano no debe dejarse deprimir si está afligido por luchas del alma.... debe acercarse al Padre celestial con todo lo que le pesa y encomendarse a Él y a Su gracia.... debe esperar pacientemente Su ayuda y estar seguro de Su amoroso cuidado con plena fe y confianza.... no debe preocuparse, porque el Padre Que está en el cielo no deja a Sus hijos en la angustia de sus almas. Y no hay nada que Su omnipotencia no podría desterrar y Su amor no quiera desterrar. Sólo la creencia firme en Él, en Su omnipotencia y en Su amor, debe inspirar al niño terrenal, porque el Padre considera a Sus hijos según la fe. Y el ser humano debe orar siempre: “Padre, hágase tu voluntad....”, y su alma será librada de toda angustia....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise