Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3280
3280 Reconocimiento del pecado.... Activación de la voluntad....
6 de octubre de 1944: Libro 43
Es la voluntad que da origen al pecado y, por tanto, la voluntad también debe estar dispuesta a liberarse de esto. Y es por eso que el humano inevitablemente debe primero llegar a darse cuenta de que ha pecado antes de comenzar la obra de purificación en sí mismo. Debe ser consciente de su culpa antes de querer borrarla. Y, por tanto, no puede haber perdón del pecado hasta que el humano haya reconocido su estado pecaminoso. Porque el pecador continúa pecando mientras le falta este conocimiento. Pero un humano sólo puede llegar al reconocimiento del pecado cuando se activa en él el amor, el amor a Dios y al prójimo contra el que ha pecado. Porque sólo esto le hace tomar conciencia de la injusticia, sólo cuando su corazón es capaz de amar comprende que ha pecado contra el amor, y que se ha vuelto pecador.
Y dependiendo de la profundidad de su amor, busca deshacerse de este pecado. Entonces su voluntad se vuelve activa, tal como lo estaba antes cuando cometió el pecado. Si un humano no ha obtenido este conocimiento de antemano, entonces continuará pecando.... permitiendo así que su voluntad actúe de una manera contaría a Dios, y entonces nunca podrá deshacerse de su culpa, porque esto requiere también la voluntad del humano. Y por eso también es comprensible que una Redención por parte de Jesucristo presuponga siempre la voluntad del ser humano de ser redimido, de lo contrario no habría más pecado en el mundo entero y el poder de Satanás sería quebrantado para siempre....
Jesús ciertamente venció la muerte y quebró el poder de Su oponente. Permitió que Su voluntad como ser humano se hiciera extremadamente fuerte y, en virtud de Su amor, realizó la obra de la Redención, pero dejando siempre a los humanos la libertad de reconocer Su obra y seguirlo a Él.... también para dejar que su voluntad se active para la Redención. Él no excluye a ningún ser humano de las bendiciones y gracias de la obra de la Redención, pero ningún ser humano será necesariamente redimido, sino que él mismo tiene que reconocer que es pecador y, en este conocimiento acercarse a Él, al divino Redentor y pedirle que perdone sus pecados.... Entonces se produce el acto más incomprensible.... Dios le perdona su culpa, le perdona por amor de Jesucristo, Que derramó Su sangre por Sus semejantes y por sus pecados....
Dios ha aceptado el sacrificio de un ser humano amoroso, e innumerables humanos pueden quedar impunes si, reconociendo su culpa, se arrepienten y piden perdón por el amor de Jesucristo.... Los humanos no comprenden la magnitud de la culpa de los humanos hacia Dios, y nunca podrán expiar su culpa en la Tierra, e incluso en la otra vida en el más allá pasarían eternidades hasta que finalmente saldaran su culpa, si Jesucristo no hubiera tenido misericordia y los hubiera rescatado de sufrimientos indescriptiblemente difíciles en la Tierra y en el más allá a través de Su sangre, a través de un sacrificio de Su amor, que ardió en Él y Le convirtió en el Salvador de toda la humanidad.
Sin embargo, ningún ser humano puede reclamar la Redención si no se dirige a Él por su propia voluntad, reconociendo su culpa, y Le pide perdón.... quien por tanto no Le reconoce. Porque esto es un requisito previo porque el libre albedrío del ser humano es respetado y no será afectado eternamente por Dios y porque el ser humano es libre y tiene que decidir por sí mismo a quien recurre.... Dios o Su oponente....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise