Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3279

3279 Obra de Redención.... Sufrimiento.... Libre albedrío....

5 de octubre de 1944: Libro 43

La gracias de la obra de Redención son utilizados demasiado poco, y por eso la humanidad tiene que sufrir excesivamente a consecuencia de los pecados que ahora tiene que soportar ella misma. Jesucristo tomó sobre Sí la culpa del pecado de la humanidad y, por tanto, también las consecuencias del pecado.... el sufrimiento con el que los humanos deben expiar y mediante el cual deben ser purificados. Si el ser humano ahora se sirve de la gracia de la obra de Redención, entonces acepta la ayuda que Jesucristo le ha asegurado, que adquirió para los humanos a través de Su muerte en la cruz y de la cual puede utilizarse cualquiera que Le reconozca a Él y Su obra de Redención.

Esta es una gracia especial porque, según la justicia divina, cada uno tiene que expiar su propia injusticia, pero Dios Se conformó con el amor excesivo de un humano Que quería expiar los pecados de los humanos con Su muerte, y Dios aceptó este sacrificio. Los humanos ahora están liberados de esta penitencia, les ha sido quitado el pecado y también la culpa.... también la consecuencia del pecado.... el sufrimiento. Pero, comprensiblemente, sólo aquellos humanos que, al reconocer a Jesucristo y Su obra redentora, se colocan en el círculo de aquellos por quienes Jesucristo murió.

Por cierto murió por todos, pero quien no Le reconoce se excluye a sí mismo; rechaza la gracia.... la ayuda.... Y ahora también tiene que cargar solo con la culpa del pecado, y por eso también tiene que asumir el sufrimiento como consecuencia del pecado para expiar por primera vez y cambiar de actitud a través del sufrimiento y para que pueda dirigirse todavía hacia el divino Redentor, porque si Éste no puede entrar en el reino de Dios. Y así sólo aquellos humanos que creen en Jesucristo son redimidos, porque sus pecados también les son perdonados. Porque nunca pueden contar con el perdón de los pecados aquellos que no hacen uso de las gracias adquiridas mediante la muerte de Cristo en la cruz, porque no reconocen al divino Redentor, porque rechazan Su obra de Redención o que son completamente negativos al respecto hacia Él.

Pero si el libre albedrío del ser humano no fuera decisivo; Es decir, si la obra de Redención fuera eficaz en todos los humanos sin distinción, de modo que su gracia, la ayuda obvia, fuera dada a cada ser humano, entonces todo sufrimiento sería innecesario, entonces el mundo sería redimido desde la hora en que Jesucristo murió en la cruz, entonces toda culpa del pecado sería borrada, y esto significaría una ascensión espiritual para toda la humanidad sin excepción. Porque el pecado sería eliminado del mundo porque Cristo ha redimido a todos los humanos.... Pero el libre albedrío sería ignorado y así llegar a ser perfecto también sería imposible....

Pero la humanidad es libre de servirse de las gracias de la obra de Redención a través de un reconocimiento consciente y la fe más profunda en Jesucristo, el divino Redentor. A través de este reconocimiento, el ser humano se coloca bajo la cruz de Cristo, entonces pertenece a aquellos por quienes Él murió y a quienes liberó de su debilidad de voluntad con Su muerte en la cruz y quienes ahora pueden esforzarse hacia arriba y ser apoyados constantemente con fuerza y gracia, que está desmedidamente a su disposición. Porque Jesucristo ha redimido al humano del estado de impotencia y de su total debilidad que era consecuencia del pecado. Lo ha liberado del poder de Su oponente tan pronto como se sirve de las gracias de la obra de Redención, tan pronto como cree en Él y se compromete con Él y se recomienda a Su gracia....

amén

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Traducido por Hans-Dieter Heise