Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3259
3259 Destino.... Libre albedrio.... Voluntad de Dios....
18 de septiembre de 1944: Libro 42
El hombre puede sacar una ventaja espiritual de cada situación, si trata de relacionarla con la voluntad de Dios y trata de mirarlo de tal manera que sea adaptada a su desarrollo.
En lo que se refiere al hombre, dios ya sabe desde la eternidad por la voluntad de este hombre y así Él diseña la vida de este de acuerdo con Su voluntad, pero también siempre toma como base la voluntad del hombre misma en su propio destino .... Entonces, hay una correspondencia entre la voluntad humana y la voluntad divina en que Dios determina y guía el destino de la vida para que la voluntad humana también entre en juego, o también.... como el hombre quiere, Dios da Su consentimiento, pero el efecto de lo que la voluntad humana logra está nuevamente correspondiendo con Su Plan de Eternidad y sirve al hombre como un medio de maduración, porque el hombre no puede hacer cumplir el efecto de cualquier pensamiento, palabra o acción según su voluntad.
Entonces el ser humano puede hacer valer continuamente su voluntad, puede querer diseñar su propio destino de vida de acuerdo con su voluntad, pero nunca puede predecir el resultado con certeza, sino entonces entra en vigor el así llamado destino.... Todo sucede de acuerdo al sabio plan eterno de Dios.... Sin embargo, no se puede negar el libre albedrio, el hombre siempre sigue siendo un ser independiente que puede pensar y querer y que también dispone de la fuerza vital para poner su pensamiento y voluntad en acción.
Sin embargo, la guía que Dios Se reserva sobre toda su vida terrenal se refiere solo a la creación de oportunidades para la maduración del alma. Porque el significado y propósito del hombre en la tierra es la transformación de su voluntad, de su ser interior, ya que la vida terrenal se le fue dada para lograr la madurez del alma, así que Dios en Su amor también le mostrará los medios y caminos, y lo colocará en la vida de tal manera que pueda obtener beneficios para su alma de cada suceso.
Una vida terrenal que corresponda totalmente a la voluntad del hombre no le permitiría madurar mentalmente, especialmente si está enfocado materialmente y solo busca beneficios para el cuerpo. En consecuencia, Dios debe debilitar o dirigir por lo que el hombre lucha y también pone en práctica a través de su voluntad para comenzar así una lucha constante para el hombre, porque solo en la lucha madura el hombre. Sin embargo, la voluntad divina se ajusta a la voluntad del hombre, Él deja lo que quiere llevar a cabo y no le priva de la independencia de pensar y actuar, pero Él interviene cuando la voluntad humana quiere hacer algo desfavorable para su alma, para que esta ejecución no le traiga el éxito mundano deseado, pero debería aprender a reconocer la voluntad de una fuerza superior por los fracasos, porque el reconocimiento de Esta ya es una ventaja para el alma.
Sin embargo, espiritualmente, Dios no pone ningún límite al libre albedrio humano.... Espiritualmente su voluntad se mantendrá intocable y el efecto corresponderá a esta. Porque el efecto ya es la madurez del alma, que nunca puede ser aumentada o disminuida por la voluntad divina, sino que depende completamente de la libre voluntad del hombre. Toda situación terrenal puede aprovechar el hombre para la maduración espiritual si su voluntad solo trata de obtener ventaja para su alma. Y entonces Dios siempre le otorgará.... Gracia sobre gracia.... Porque si su voluntad se ha vuelto hacia Él al luchar por la formación de su alma primero, Dios encenderá esta voluntad cada vez y más y también la da fuerzas para mantenerse fuerte en contra de las resistencias.
Entonces, en una relación espiritual la voluntad humana es completamente libre, pero en una relación terrenal también se puede hablar de libre albedrio, aunque el destino se desarrolla por la voluntad divina, ya que Dios conoce la dirección de la voluntad del hombre desde la eternidad, y así es como se desarrolla el curso de la vida del hombre.
La voluntad y el logro y el efecto deben mantenerse por separados.... El hombre puede querer y actuar según su voluntad, pero Dios se reserva el efecto, razón por la cual no se cree libre y sometido a su destino o no quiere reconocer a un conductor de su vida....
Pero todos los acontecimientos en el cielo y en la tierra están sujetos a la guía de Aquel, Que lo mantiene todo y Quien preside todo en su sabiduría inmejorable....
Amén
Traducido por Hans-Dieter Heise