Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3254

3254 Alegrías mundanas y terrenales o reino espiritual....

14 de septiembre de 1944: Libro 42

Quien hace del mundo su amigo no tendrá participación en el reino espiritual, porque el mundo terrenal impide al ser humano buscar conexión con el reino espiritual, y sin esta conexión no hay progreso espiritual, es decir, no hay desarrollo superior del alma. El ser humano está atado a la Tierra mientras permanece en la Tierra, pero puede separarse de ella, puede vencer a la Tierra mientras sólo preste atención a las cosas terrenales en la medida necesaria para cumplir su tarea terrenal. Entonces estará aún más ansioso de unirse al reino espiritual y podrá aceptar plenamente sus tesoros, la riqueza espiritual que promueve su desarrollo superior. Los tesoros espirituales y los tesoros terrenales nunca pueden ser adquiridos al mismo tiempo, sino sólo unos a expensas de los otros.

Y el ser humano debe tener claro qué prefería renunciar y qué le gustaría recibir. Muchas veces se enfrentará a la decisión, las tentaciones se le acercarán, el mundo le tentará con alegrías y placeres terrenales; pero el reino espiritual también le enviará sus mensajeros y presentarse deseable para él, y entonces el humano deberá decidir con toda libertad de voluntad qué tesoros desea.

Los tesoros espirituales son mucho más valiosos que los tesoros terrenales, ya que duran más que la vida en la Tierra y le aseguran una vida dichosa en la eternidad. Los tesoros y las alegrías terrenales, en cambio, sólo dan felicidad temporalmente y entonces se pasan, dejando un vacío en el corazón, porque el alma siente que no contribuyen a su salvación, a su desarrollo espiritual. Y por eso las alegrías terrenales son un peligro para las almas, siempre que llenen el corazón humano y le impidan entrar en el reino espiritual. Y, sin embargo, el ser humano tiene que enfrentarse a tales decisiones, tiene que aprender a decidirse, tiene que darse cuenta de que sólo puede ir en una dirección, hacia arriba o hacia abajo.

Si ahora está seriamente dispuesto a adquirir el reino de Dios, entonces también permanece siempre cerca de Dios en la oración y en la obra de amor, y entonces Dios Mismo toma la iniciativa y guía al niño terrenal a través de todos los peligros. Sólo necesita la devoción total del ser humano para poder cuidarlo con amor paternal, y éste sólo quiere lo que es justo para sus hijos. Él quiere hacerlos felices y los conducirá con seguridad hacia su patria eterna, donde les esperan glorias que superan mil veces cualquier felicidad terrenal; Y por eso el ser humano debe superarse a sí mismo; no debe preocuparse por su vida en la Tierra, sino por la vida eterna en el reino espiritual. Debe renunciar a todo lo que le impide conectarse con ese reino, debe ser fuerte en la renuncia y aún más fuerte en el deseo, pero sólo por los bienes espirituales y estar dispuestos a renunciar los bienes terrenales.

Entonces su desarrollo superior no estará en duda, porque quien desea el mundo, también recibe los bienes del mundo; Pero quien anhela el reino espiritual, será considerado en abundancia de este reino.... Será enseñado y fortalecido, no deberá temer ninguna regresión, está siempre y constantemente en contacto con buenas fuerzas espirituales, y su cuerpo terrenal no desea nada más para sí, sino que se une al deseo del alma, que quiere conquistar la vida eterna y por eso sacrifica todo lo que supone un peligro para su desarrollo espiritual.... Porque sólo para esto le fue dada la vida como gracia al ser humano, y por eso nunca se debe ignorar el desarrollo espiritual....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise