Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3243

3243 Bendición de la oración.... Fuerza de Dios....

3 de septiembre de 1944: Libro 42

Este es el poder de la oración, que os conectáis con Dios y con eso abrís vuestros corazones para la recepción de fuerza. Entráis por el puente hacia Él, y Él viene a vuestro encuentro, y os reparte lo que os hace falta, lo que sólo podéis recibir de Él.... Fuerza de Dios.... Porque ésta la necesitáis y sólo se os podrá suministrada si la solicitáis, si reconocéis a Dios a través de la oración. Porque a través de la oración demostráis vuestra fe en Él, en Su poder y Su amor, de lo contrario no oraríais. Y la fe es el primer prerrequisito para que la fuerza de Dios fluya hacia vosotros y sea eficaz en vosotros, porque sólo creyendo en Él y en Su poder y amor os abrís al influjo de Su fuerza y por lo tanto la recibís conscientemente. No la ofrecéis ninguna resistencia y vuestra alma sentirá esta fuerza como un estímulo, como un esfuerzo para alcanzar la perfección.

Ésta es la bendición de la oración, aunque sea un pedido terrenal que Dios no cumple por la salvación del alma, pero la fuerza que surge de la conexión con Dios beneficia al alma y la ayuda a progresar espiritualmente, porque cada conexión con Dios conlleva Su bendición, no siempre visible externamente, pero sentida beneficiosamente por el alma. Tan pronto como un niño terrenal ora, ha escapado del poder del adversario de Dios; Un ser humano que ora es cautivado por el amor de Dios y está bajo Su protección. El ser humano que ora es humilde y por eso también recibe la gracia, porque si el humano es de espíritu arrogante, no ora, o su oración es formal, sin sentimiento profundo, porque la recta oración requiere la humildad del corazón, la admisión de la debilidad y el sometimiento a la voluntad de Dios....

Pero Dios da Su gracia al humilde.... Y permanecer en la gracia de Dios debe traer éxito espiritual al alma, porque recibir la gracia significa siempre estar seguro de la ayuda de Dios, que necesita para su ascenso. Tan pronto como u ser humano ora, reduce la distancia de sí mismo a Dios, se acerca a él y Dios no Se aleja de él. Se inclina lleno de amor al niño terrenal que está suplicando a Él, y cada acercamiento a Dios fortalece al alma porque la fuerza de Dios irradia al ser que la desea.

Y por eso la oración es lo primero para poder madurar espiritualmente, la conexión consciente con Dios es una confesión de fe inconsciente, y el creyente siempre puede estar seguro de la ayuda de Dios, aunque se la ofrezca en una forma diferente a la que él deseaba. Pero una oración nunca queda sin efecto en el alma, porque siempre traerá la fuerza de Dios, sin la cual el humano nunca puede madurar, y como esta fuerza es el bien más precioso que puede ser impartido al ser humano en la Tierra, le traerá la madurez espiritual que es absolutamente necesaria para la vida eterna....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise