Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3214

3214 Característica del desarrollo espiritual ascendente....

7 de agosto de 1944: Libro 42

Esta es la característica del desarrollo espiritual ascendente, que el humano ya no se contenta con los placeres que el mundo le ofrece, sino que se esfuerza por alcanzar cosas superiores, que ni siquiera el conocimiento mundano le basta, sino que reflexiona acerca de las cosas que están más allá del conocimiento mundano. Busca obtener información sobre todo lo que está fuera de lo terrenal, porque lo terrenal ya no le satisface, y por eso se esfuerza.... Ahora también piensa en sí mismo en la misma medida, se critica duramente a sí mismo y en su pensar y actuar, busca a sí mismo formarse a la perfección.

Y también en tales seres humanos la Palabra de Dios se hace eficaz, cae en buena tierra, el humano la toma, la reflexiona y busca vivir al respecto. Porque tan pronto como comienza a desprenderse del mundo y de sus alegrías, tan pronto como se esfuerza por adquirir un conocimiento superior, la Palabra de Dios se le presenta de la manera que le resulta más eficaz. Y él la hace caso y busca vivir al respecto. Y así comienza el lento cambio de su ser, comienza el desarrollo espiritual ascendente, el alma comienza a madurar y el ser humano cumple su tarea de vida terrenal.

Por lo tanto, la renuncia al mundo y sus alegrías debe ocurrir inevitablemente primero, antes de que despierte en el humano el deseo de una vida más valiosa, antes de que se vuelva espiritualmente activo a través de una reflexión seria y la lucha por Dios. Porque ambas cosas a la vez son imposibles. Un humano que todavía pertenece al mundo solo escucha a medias las enseñanzas que transmiten conocimientos superiores, porque el mundo las ahoga, y mientras el mundo todavía atrae y tienta, el ser humano no encuentra placer en las cosas espirituales. No tiene sed de conocimiento ni exige la verdad, no tiene ningún impulso a ennoblecer su ser, sólo presta atención al mundo y pone su cuerpo enteramente a su servicio.

Y por eso no presta atención a la Palabra divina, es para él un sonido vacío, sólo suena en su oído pero no penetra en su corazón y tampoco deja que su voluntad actúe sobre él mismo, no se da cuento de su imperfección, sino que en su arrogancia se cree una criatura poderosa, pero nunca podrá dar señal de esta fuerza y poder. Su esfuerzo espiritual sólo comienza cuando se da cuenta de su insuficiencia, lo que a su vez requiere reflexión y una estricta autocrítica.

Pero un ser humano que ama el mundo y sus nimiedades está todavía lejos de hacer auto contemplación interior, su vida es una carrera y una búsqueda de bienes terrenales, y trata de conquistarlo todo desde fuera, pero no presta atención a su ser interior y por eso ni siquiera se reconoce a sí mismo ni la necesidad de cambiarse a sí mismo, a su naturaleza y a su voluntad. Permanece en el mismo nivel espiritual hasta que actúa él mismo, hasta que intenta vivir una vida según la Palabra de Dios. Pero entonces también se separa del mundo y busca la conexión con el reino espiritual....

Cuanta más avanzado es el ser humano en su desarrollo espiritual, más diligentemente trabaja en sí mismo, porque acercarse a Dios es su objetivo, y esto presupone una alineación al Ser de la Deidad Eterna, es decir, formarse hacia el amor. El ser humano que se esfuerza hacia Dios reconoce su insuficiencia, su gran lejanía de Dios, y busca cambiarse por eso. Pero sólo tendrá éxito si no sólo piensa en sí mismo, sino que también intenta influir en el semejante para que empiece a trabajar en sí mismo. Porque se desarrolla al amor cuando actúa con amor hacia su semejante, cuando lo apoya con consejos y acciones, donde éste por sí solo es demasiado débil.

Mientras el ser humano sólo lleva una vida propia, mientras sólo busque elevar su propia vida de alma, el amor propio en él aún sigue siendo demasiado fuerte y esto no le promueve. Y es por eso que el obrar espiritual debe tener un gran impacto, porque tan pronto como el humano se esfuerza seriamente por su perfección, también quiere comunicarse, quiere dar lo que él mismo considera valioso a quienes ama. Y así también trabaja para el reino de Dios, aunque oficialmente no sea considerado siervo de Dios.... Comunicará, es decir, expresará sus pensamientos espirituales y también tratará de transferirlos a sus semejantes, atrayéndolos así a estas mismas aspiraciones, él mismo da ejemplo con actos de amor y los animará a actuar en amor, será representante para la Enseñanza de Cristo, para la Palabra divina, en cuanto anime a los humanos para obrar en amor.

Y así él mismo madura a través del cuidado de sus semejantes, se desarrolla al amor y tendrá éxito porque adquirirá conocimiento, el conocimiento lo hará feliz y lo estimulará a transmitirlo nuevamente. Porque la Palabra de Dios le es enviada tan pronto como quiere trabajar con ella. El trabajo espiritual presupone conocimiento, y el trabajo espiritual lo realiza el ser humano que busca conducir a sus semejantes por el camino del amor. Porque también debe presentarle la bendición del amor, debe explicarle para que le ayude el amor, debe enseñarle y sólo puede hacerlo mientras él mismo sea consciente de ello.

Este es el proceso del desarrollo superior en el que a través de la actividad amorosa el ser humano se pone en la capacidad de recibir conocimiento, que utiliza este conocimiento tratando de transmitirlo a sus semejantes, y que a través de eso se eleva nuevamente, es decir, que puede anotar un progreso en su desarrollo espiritual. Pero un ser humano nunca debe preocuparse sólo por sí mismo, porque entonces no practica la caridad. Entonces sólo está activo intelectualmente, es decir, se esfuerza por madurar, pero la falta la actividad del corazón, y por eso el alma no puede madurar, porque sólo puede alcanzar las alturas a través del amor desinteresado al prójimo....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise