Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3211

3211 Destino de vida según la voluntad de Dios....

3 de agosto de 1944: Libro 42

Los acontecimientos mundiales siguen su curso como Dios lo ha determinado y, por lo tanto, la vida en la Tierra se desarrolla para cada ser humano de la manera como es Su voluntad. Nadie puede escapar de su destino; sólo puede lograrlo orando con total confianza para que Dios le ayude a llevarlo si él mismo es demasiado débil. Y es por eso que el hombre no puede formar su propio destino de otra manera, incluso si así lo cree, porque Dios lo ha planeado como sucederá desde la eternidad, y Él Mismo pone en el corazón del humano los pensamientos de que él lleve a cabo precisamente eso, lo que corresponde a Su plan divino.

El ser humano ciertamente tiene su libre albedrío, pero los acontecimientos terrenales siempre deben considerarse como la voluntad o el permiso de Dios, que corresponde completamente al plan de la eternidad. Porque Dios conoce desde la eternidad la condición espiritual de cada humano. Y así, nada llega al humano que Su más sabia voluntad no considere beneficioso para su alma. En consecuencia, un ser humano no puede rechazar nada por sí solo, sólo aumentar el efecto en su cuerpo mediante la oración íntima si le beneficia, o debilitarlo si le resulta doloroso.

Y por eso un ser humano puede entregarse con confianza al gobierno y a la obra de Dios, porque tal como viene, es bueno para su alma, y la fuerza de su fe también puede hacer soportable cada acontecimiento en la Tierra, si el ser humano se entrega plenamente confiado al Padre y Le deja gobernar solo. Puede soportarlo todo sin preocupaciones en el mundo, porque no hay nada que no haya recibido previamente la aprobación de Dios, es decir, que no haya sido considerado bueno para su alma y, por tanto, impuesto.

Y es por eso que el ser humano no necesita temer nada, no necesita tener miedo de lo que viene, tan pronto como se conecta íntimamente con Dios, ya que todo el curso de su vida está de acuerdo con su actitud hacia Dios. Y si lo reconoce, esperará con calma y tranquilidad lo que le está destinado, pues ahora también sabe que sólo el amor de Dios es la razón por la que le llega la alegría o el sufrimiento. Porque Él sabe desde la eternidad qué medios necesita el niño terrenal para poder madurar en su alma, y Él utiliza esos medios....

Todo llega irrevocablemente como Él lo quiso, sin que el humano pueda cambiarlo por sí solo. Por eso todas las preocupaciones que el ser humano tiene acerca de su futuro son innecesarias, porque no pueden mejorarlo si no le sirve, como tampoco tiene que ser peor si la fe del humano es tan fuerte que se mantiene en estrecha conexión con Dios. Debido a que Su voluntad siempre sucederá en el cielo y en la Tierra, el humano no puede oponerse a Su voluntad, y Su voluntad es verdaderamente la más sabia y por lo tanto siempre buena....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise