Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3201
3201 El representante de la doctrina cristiana debe vivir en el amor....
26 de julio de 1944: Libro 42
Todo representante de la doctrina cristiana debe vivir él mismo de acuerdo con ella, de lo contrario tendrá poco éxito con sus semejantes. La doctrina cristiana predica el amor, por lo que su representante debe vivir también en el amor para encontrar primero adeptos, porque el buen ejemplo incita a la imitación. Pero entonces también debe enseñar la verdad, y sólo puede recibir esta verdad a través del amor, es decir, él mismo debe ser activo en el amor para ser instruido por Dios en la verdad. Sólo entonces podrá transmitirla y proclamar su enseñanza en el mundo como verdadero representante de Cristo. La enseñanza cristiana del amor contiene, pues, la verdad en sí misma, es el único camino que conduce a la verdad y, por tanto, al conocimiento, ya que el hombre nunca alcanzará la sabiduría, el conocimiento espiritual que corresponde a la verdad, por otro camino que no sea el del amor. Sólo el amor le lleva a este conocimiento, y por eso el amor tiene que ser enseñado primero; y por eso la enseñanza de Cristo es la enseñanza proclamada a los hombres por Dios, y por eso nunca puede ser retratada como obra del hombre, porque contiene la sabiduría divina que ninguna enseñanza humana puede exhibir. Es muy simple y comprensible para todo ser humano, también es aceptable y no es difícil de seguir para el que tiene buena voluntad. Y este también será pronto conocedor en cuanto viva en el amor, como exige la enseñanza cristiana. Y así se reconoce la enseñanza de Cristo, que sólo predica el amor, que exhorta al ser humano a ser manso, pacífico, paciente y misericordioso, que el amor al prójimo debe, por tanto, prevalecer siempre si el ser humano quiere llevar un modo de vida agradable a Dios. Y en cuanto hace este esfuerzo, se sitúa en la luz, es decir, en el conocimiento de la verdad pura. Por lo tanto, si un representante de Cristo en la tierra quiere defender su enseñanza, primero tiene que vivir una vida de amor para proporcionar a sus semejantes la evidencia de que sólo el amor conduce a la sabiduría y que el ser humano tendrá entonces la más plena realización y comprenderá todo lo que sucede en el mundo, porque puede reconocer la causa y el efecto y porque sabe que una vida sin amor tiene un efecto destructivo, pero que el amor lo sostiene todo y por lo tanto no puede ser descartado. El representante de Cristo en la tierra siempre aportará la prueba de que es sabio en cuanto viva él mismo su enseñanza, y entonces también podrá presentarla a sus semejantes de forma que les parezca aceptable, y entonces será aceptada y difundida, pues entonces esta hablará por sí misma. Por lo tanto, sólo las personas que viven una vida de amor en sí mismas pueden ser consideradas como representantes de Cristo en la tierra, de lo contrario sólo hablan palabras muertas que no llegan al corazón del prójimo y por lo tanto tampoco inspiran una actividad de amor. En ese caso, sin embargo, no se puede alcanzar ningún conocimiento, las personas seguirán estando muy alejadas de la verdad, podrán ser cristianas de palabra pero no lo serán de hecho, y entonces esas personas también carecerán del conocimiento profundo que sólo puede nacer del amor....
Amén
Traducido por J. Gründinger