Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3196

3196 La mala voluntad determina los acontecimientos de la época....

23 de julio de 1944: Libro 42

La voluntad de hacer el bien ya es considerado como un acción realizada si al ser humano se le impide realizarla, y el ser humano también es responsable de una mala acción que estuvo dispuesta a realizar, aunque no pudiera realizarla. La forma en que responda ahora a las acciones de sus semejantes, ya sean negativas o aprobatorias, es la forma en que se evaluará su voluntad, para la cual algún día tendrá que responsabilizarse.

Y es por eso que los pensamientos y los deseos de toda la humanidad determinan qué tipo de necesidad y miseria azotan la Tierra, porque mientras los humanos no hagan suyos los mandamientos divinos, los mandamientos del amor a Dios y al prójimo como guía de su estilo de vida, mientras no condenen lo que es contrario a estos mandamientos, su pensamiento debe ser condenado tanto como el de quienes lo realizan, y sigue inevitablemente un período de condiciones de vida difíciles, que Dios utiliza como un medio de educación para cambiar la forma de pensar de los humanos. Porque la voluntad que se expresa a través del pensamiento caracteriza el estado espiritual en el que se encuentran los humanos, y si éste es tan profundo que existe un gran peligro de un hundimiento del alma, entonces se deben utilizar medios para controlar este peligro.

Ei ser humano que él mismo vive en el amor condena también todo que viole el amor; pero si un humano es poco amoroso en toda su actitud, entonces también acepta todas las acciones malas de sus semejantes y entonces se le debe considerar tan culpable como si las hubiera realizado el mismo. Así que los humanos mismos determinan los acontecimientos de la época, determinan el grado de sufrimiento que se les impone, determinan la naturaleza de los acontecimientos porque tienen que ser afectados de tal manera que su forma de pensar puede cambiar. Y cuanto más duros sean, más sensibles y más tiempo tendrán que sufrir y, en su ceguera espiritual creen que están afectados inmerecidamente. Y, sin embargo, no pueden cambiar su forma de pensar más que sintiendo en sí mismos lo que han aprobado en quienes los rodean.

El pensamiento equivocado de los humanos tiene sus raíces en el desamor; no produce nada bueno, sólo malas acciones y, por lo tanto, siempre significa una regresión espiritual. Sólo la comprensión de que la mala voluntad es la única causa de lo que afecta a toda la humanidad puedo motivar a los humanos a cambiar esta voluntad y, por lo tanto, esforzarse por una forma justa de pensar. Y sólo entonces se podrá reducir el sufrimiento y la aflicción y se podrá conceder a los humanos un destino fácil en la Tierra, porque el pensamiento correcto se expresará en el hecho de que cada ser humano desea para su prójimo lo mismo que reclama para sí mismo.... mostrará a sus semejantes el amor que Dios exige y así se someterá a los mandamientos divinos....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise