Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3194

3194 Examen del corazón necesario para reconocer los dones.... Libre albedrío....

20 de julio de 1944: Libro 42

Todo don espiritual provoca felicidad tan pronto como se reconoce como tal. Y este juicio debe ser hecho por el corazón, en conjunto con el entendimiento, pero no solo por el entendimiento. En consecuencia, la voluntad de rechazar no debe oponerse al corazón y dar sólo al entendimiento el derecho de juzgar. Entonces nunca se sentirá un efecto de fuerza porque este no tolera ninguna resistencia, es decir, la fuerza se vuelve ineficaz cundo se le opone. El amor de Dios no fuerza, y la coerción sería cualquier prueba.

Pero es una prueba de que el don divino siempre y en todos los casos suscita un sentimiento de felicidad, incluso si el ser humano no está dispuesto a reconocerlo. Este sentimiento le obligará entonces a aceptar los dones de lo alto, y por tanto ningún humano quedaría entonces fuera de la influencia de éstos, lo que significaría tanto como que, un cambio en el modo de pensar de los humanos tendría como consecuencia un mayor desarrollo en poco tiempo, pero siempre obligatoriamente, es decir, sin su propia voluntad. Un desarrollo superior como tal no correspondería a la sabiduría de Dios, y es por eso que el humano que deja que su entendimiento se active sólo, donde su corazón debe realizar una prueba, no sentirá ningún efecto en sí mismo. Pero pierde una gran gracia, una gracia que podría ayudarle muy rápidamente si permitiera que surtiera efecto.

Por lo tanto, es muy difícil mover a los humanos para aceptar la Palabra divina mientras no tengan la voluntad de considerar a Dios como el Dador posible de ella y mientras duden de la obra de Dios. Incluso la suposición de que Dios pudiera expresarse de una manera extraordinaria ya debilitaría la voluntad de rechazar, y el humano examinaría imparcialmente y así dejaría hablar a su corazón, lo que verdaderamente le aconsejaría correctamente. Porque la fuerza de Dios tocaría el corazón de manera tan beneficiosa que en esto reconocería el origen divino y lo aceptaría incondicionalmente.

El ser humano es completamente libre de decidir cómo responde al don que se le ofrece del ámbito espiritual. Se elimina toda compulsión de la voluntad y, por tanto, se reduce el don de elocuencia cuando se trata de un ser humano que no quiere, para que el humano no sea influenciado en contra de su voluntad, porque dios en Su amor se ofrece, pero no Se impone. En cualquier caso, transmitir Su Palabra a la Tierra es un acto de gracia que la humanidad no merece, ya que sólo rara vez un ser humano tiene la voluntad de establecer una conexión con Dios tan íntima como para la fuerza de Dios pueda fluir hacia él y ésta.... la Palabra de Dios.... sólo puede ofrecerse donde se desea.

Pero Dios Se contenta con la voluntad de un ser humano que desea la verdad para transmitirla a quienes almas están en necesidad. Y así la humanidad recibe un don precioso y no lo reconoce.... No se sirve de un don que le llega inmerecidamente, no toma la mano del Padre Que intenta arrebatársela de las tinieblas.... ella duda, donde inmediatamente debería aceptarla para poder aprovechar cada día para madurar en la cognición y hacer de la Palabra de Dios la guía de su vida en la Tierra.

Los dones de la gracia aumentarán en los últimos tiempos, pero el libre albedrío del ser humano siempre se preservará, por lo que ningún don aparecerá jamás de tal manera que el hombre se dedica a reconocerlo como divino. Aquel que se abre al don de la gracia y que, en su profunda fe en Dios, no niega la importancia que tiene para el desarrollo espiritual, experimentará una profunda felicidad, pero quedará vacío e insignificante si no cree posible tal obra del amor de Dios, porque es incrédulo o sólo llama su propiedad una fe muerta. Y es por eso que sólo los individuos sentirán el efecto del don de la gracia y madurarán en sus almas porque son de buena voluntad....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise