Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3189

3189 La fuerza del amor divino.... Esencia de Dios....

12 de julio de 1944: Libro 42

Cuanto más impresionante se presente al ser humano la fuerza del amor, más fácil le resulta captar la esencia de la Deidad Eterna, porque ahora su objetivo será probar esta fuerza, siempre y constantemente practicará el amor y, en consecuencia, ahora también será irradiada por la eterna fuerza del amor. Pero donde el amor de Dios puede ser eficaz, allí la sabiduría no está lejos; allí también el conocimiento fluye al humano, es guiado hacia el conocimiento y la esencia de Dios también se le vuelve más comprensible para él, aunque no la comprenda completamente en la Tierra, aunque nunca pueda comprender la esencia de Dios en su profundidad.

Pero penetra tan lejos como para reconocer a Dios como fuerza primordial, que está activa en todas partes del universo y que sólo se expresa en el amor. Porque todo lo creado y todo lo que ocurre en el reino terrenal y espiritual se basa en Su amor, por tanto el amor es la fuerza primordial que se manifiesta visiblemente al hombre, quien se transforma en amor y ahora entra en conexión tangible con la fuerza primordial. Esto sólo es comprensible para el ser humano que ama, sólo el ser humano que ama siente la fuerza del amor en sí mismo, y sólo el ser humano que ama también entra en la etapa de irradiar fuerza, porque la fuerza del amor de Dios fluye hacia él y lo convierte en portador de fuerza, quien ahora puede distribuir lo que recibe.

Dios es el Amor, todo tiene su principio y fin en Dios, porque surgió de la fuerza del amor y tiene que volver a fluir hacia Él. Mientras el humano este sin amor, también estará sin fuerza; es tan diferente de la esencia de la Deidad Eterna que ya no tiene ninguna conexión con Ella, que la corriente de fuerza que emana de Dios no lo toca y esto significa la muerte espiritual para el ser, porque sólo donde hay fuerza, también hay vida. Si ahora se presenta al humano el amor como principio redentor, como fuente de fuerza, como irradiación directa de Dios, Quien es el Amor en Sí Mismo, entonces, en virtud de su voluntad, puede abrirse a este influjo volviéndose activo en el amor y a través de esto atrae a Dios a sí mismo, Cuya irradiación de amor puede sentir ahora como un feliz sentimiento de fuerza que le impulsa y le permite realizar obras de amor siempre nuevos.

Este tomar conciencia de la fuerza es también el despertar a la vida del espíritu, porque tan pronto como un ser humano ha recibido la fuerza de Dios, es decir, la ha sentido, su esfuerzo consistirá en recibirla constantemente, porque el estado de debilidad anterior le parece insoportable y ya no quiere recaer en este estado. Y el deseo por el amor de Dios, de Su fuerza, también le garantiza que no se irá con las manos vacías; Porque Dios da a todo aquel que quiere acercarse a Él con la fuerza del amor, porque este deseo ya prueba su amor por Él. Y en el deseo por Dios, el hombre también dará amor a todo lo que le rodea, practicará la caridad con total desinterés. Porque en esto consiste la fuerza del amor divino, que forma en amor a quien no se cierra a ello por su voluntad.

La esencia de Dios es el amor, Él se comunica a todo aquel que no Le resiste y considera a quienes doblegan su voluntad hacia Él. Él los recompensa su amor por Él con el más rico conocimiento, porque les introduce en la verdad y les hace todo comprensible, para que maduren en la cognición de que pueden comprender la esencia de la Deidad Eterna, para que se esfuercen más y más por Ella permaneciendo continuamente activos en el amor.... Porque ahora Dios Mismo obra en ellos cuando practican el amor, Dios Mismo Se instala en aquel que ha formado su corazón para el amor; Está inseparablemente unido a Dios, Que es el Amor Mismo, porque se ha transformado en amor, porque ha vuelto al estado original, porque ha vuelto a Aquel de Quien surgió....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise