Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3188

3188 Condiciones para la actividad docente....

11 de julio de 1944: Libro 42

El don de enseñanza como siervo de Dios debe ser solicitado conscientemente, mediante el cual el hombre declara su voluntad de trabajar como Dios en Su nombre. Para empeñar el oficio docente es necesario que primero haya absorbido lo que se supone que debe enseñar; Se le debe transmitir un conjunto de ideas que le permitan enseñar, debe ser capaz de pensar con habilidad y lógica, y esto requiere una formación que sólo puede ser proporcionada por Dios Mismo o por Sus mensajeros espirituales. Y para ello el hombre debe declarase preparado, debe dejar actuar su voluntad y aceptar constantemente instrucciones hasta alcanzar un nivel de conocimiento que ahora sea suficiente para volver a instruir a sus semejantes, refutar objeciones, corregir errores y, por tanto y difundir la pura verdad de Dios.

Cualquiera que se ofrezca a Dios para este oficio, cualquiera que esté dispuesto a servirle a Él y a sus semejantes, también será aceptado por Dios porque es sumamente necesario que los humanos sean guiados a la verdad y porque sólo unos pocos son capaces de reunir esta voluntad de aceptar instrucciones mentales hasta que puedan considerar como propio un conocimiento claro. Porque éstos tienen que tener una fe fuerte, deben aceptar incondicionalmente lo que se les ofrece, y sobre todo tienen que creer posible una instrucción directa de Dios, de lo contrario no escucharían la voz interior que se les está dando a conocer....

Tienen que creer en la obra del espíritu en los humanos, de lo contrario no puede ser eficaz. Y necesitan trabajar incansablemente sobre sí mismos para aumentar la capacidad de escuchar la voz interior; Tienen que hacer todo lo que requiere una fuerte voluntad para que ahora sean capaces de utilizar lo que se les presenta, porque el don de poder enseñar ahora es el resultado de su fuerte voluntad, la cual es bendecida y recompensada por Dios: ahora Él capacita al humano para que pueda desempeñar sus oficio de maestro, cuando se trata de proclamar el Evangelio a los humanos.

Porque Dios quiere transmitir Su Palabra al mundo a través de Sus servidores fieles en la Tierra, quiere dar conocimiento a todos los humanos, es decir, a través de personas que han recibido el conocimiento de Él Mismo y, por lo tanto, ahora pueden llevar a cabo correctamente su misión para la bendición de la humanidad que está buscando y está feliz de ser enseñada por ellos sin resistencia. Porque en la forma en que se ofrece un don de gracia, los humanos reconocerán dónde comenzó y correspondiente será su disposición de aceptar y rechazar de lo que se les ofrece. Y por eso Dios necesita siervos en la Tierra que se ofrecen para hacer esto, y Él les imparta fuerza y gracia, les enseñe y transmita Su Palabra en la Tierra, ilumine su espíritu para que comprendan lo que se les está ofreciendo y poder transmitirlo a los semejantes con la misma facilidad y así la verdad se difunde en la Tierra, como es la voluntad de Dios....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise