Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3168
3168 Refutando las objeciones del incrédulo....
23 de junio de 1944: Libro 41
La persona que sabe podrá refutar cualquier objeción que el incrédulo utilice para justificar su incredulidad. Porque una vez que haya recibido el conocimiento correcto, la sabiduría divina, podrá refutar cada punto de vista falso porque para él mismo cada duda ha sido resuelta y cada pregunta ha sido respondida y, por lo tanto, podrá usar su propio conocimiento para contrarrestar las objeciones del incrédulo. Ahora él mismo puede tener un efecto esclarecedor, corregir errores y responder preguntas; puede enseñar y repartir sabiduría, que, sin embargo, sólo puede ser reconocido como sabiduría (verdad) si el oyente tiene un deseo serio de verdad.
Para ganar a un incrédulo a la fe, el maestro debe ser capaz de disipar todas sus preocupaciones, debe acercarle la verdad de una manera que ni siquiera la persona intelectualmente activa pueda cerrar los ojos ante ella, si piensa seriamente sobre lo que ha oído. Debe tratar de justificar lógicamente el conocimiento que quiere transmitir a sus semejantes, de modo que ni siquiera el crítico puede rechazarlo, sino que tiene que tenga que tomar una posición al respecto.
El conocimiento que él mismo ha recibido también le obliga a transmitirlo, pero también está capaz de ello, de modo que sólo realiza algo para lo que ha sido preparado al recibir la verdad de Dios. Es cierto que surgirán oponentes que querrán socavar su conocimiento, porque dondequiera que se difunda la verdad, el oponente de Dios también intenta imponerse para detenerla. Porque quien defiende la verdad por el simple hecho de ella, quien no busca obtener honor y fama terrenales, no tendrá por qué temer a un oponente, porque él sólo habla en nombre de Dios, y ahora está también en el poder de Dios, si representa Su Palabra.
Lo que Dios previamente impartió al hombre en Su amor para formarlo como portador de la verdad sigue siendo irrevocable su propiedad espiritual, incluso si aún no lo domina completamente mentalmente, pero cuando lleva a cabo la actividad de enseñanza, los pensamientos fluirán hacia él como los necesita para hablar por la verdad. Y sus palabras también resultarán convincentes, incluso si la pareja también ha buscado la discusión por la pura verdad. Pero caerán sin éxito en los oídos de alguien que sólo plantea objeciones por el deseo de argumentar, que no tiene ningún interés en refutar. Pero el representante de la verdad pura pronto lo reconocerá y usará su palabras con moderación, porque sólo distribuye su conocimiento donde se desea, porque Dios lo pone en su corazón, porque es un bien precioso que también él sólo podía recibir a través de un profundo anhelo por ello....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise