Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3163
3163 Sufrimientos y pruebas son medios para la perfección...
20 de junio de 1944: Libro 41
Las pruebas y sufrimientos impuestos al hombre rara vez se reconocen como medio para la perfección suprema. Dios conoce el grado de madurez de cada ser humano, conoce su corazón y ciertamente no se Le escapa el mínimo impulso que habla a favor o en contra de Él. Y por lo tanto también sabe qué grado de desarrollo puede alcanzar todavía en la tierra, y en consecuencia ahora considera al ser humano con sufrimiento o golpes de destino, si en esto aún existe una posibilidad de aumentar la madurez del alma.
Antes de su encarnación como ser humano, el alma conocía muy bien su curso de la vida terrenal, entró en esta última encarnación con pleno consentimiento, con la esperanza de que saldría victoriosa de ella. Veía tanto sus alegrías como también sus sufrimientos en su camino terrenal y, sin embargo, no se dejaba desanimar por ellos, porque por otro lado también sabía acerca de la ayuda de Dios y Su gracia y veía la posibilidad de crecer completamente fuera de la materia y deshacerse de su caparazón.
Y es por eso que alguna alma asume un destino terrenal particularmente difícil, porque también vio los efectos de una vida correctamente vivida en la tierra y conoce el objetivo final y este objetivo le parece alcanzable. Pero en la vida terrenal pierde la memoria anterior y por eso no aprovecha las oportunidades y corre el peligro de no alcanzar su objetivo en la tierra. Y es por eso que Dios viene en su ayuda al seguir creando oportunidades en la tierra para que ella madure. Y entonces el hombre ha de tener que vencer resistencias crecientes, se le añaden sufrimientos y miserias en la tierra, y para vencerlos tiene que pedir la fuerza de Dios. Una vida sin lucha lo dejaría siempre en el mismo nivel de desarrollo, y su vida habría vivida en vano.
No se trata de que tenga que expiar sus pecados en la tierra, como se enseña erróneamente, sino que se levanta de las profundidades, en las que se encuentra todavía hacia la altura, que se transforma en un ser de la luz, que trabaja sobre sí mismo, para desechar todo lo que todavía le impide recibir una plenitud de luz inimaginable. Tiene que, por así decirlo, purificar un caparazón todavía impermeable a la luz a través del sufrimiento y la aflicción; tiene que quitarle toda impureza para que la luz pueda irradiar a través de él, porque esta purificación tiene que hacerse a través de la propia voluntad, no puede ser realizado por Dios sin la voluntad del hombre.
El sufrimiento y el amor son los únicos medios para ser purificados de todas las impurezas, y mucho sufrimiento es al mismo tiempo expresión de un gran amor divino, que quiere ayudar al hombre a llegar a ser para que Dios pueda hacerle infinitamente feliz en la eternidad. Y es por eso que las personas severamente probadas en la tierra son particularmente embargadas por Su amor, aunque les parezca incomprensible.
Gracias desmesuradas están a disposición del hombre en la tierra, para que él también pueda soportar el sufrimiento más duro, si saca fuerza de Dios en la oración sincera, porque Él se la ha asegurada. No deja ir sin fuerzas a nadie que Le presenta sus problemas con la creencia confiada de que Él puede ayudar y también ayudará. Porque el sufrimiento nunca es mayor que Aquel Que lo impone, Cuyo poder es verdaderamente suficiente para traer ayuda al hombre en cualquier necesidad. Por lo tanto, tened siempre en mente Su amor, sabiduría y omnipotencia cuando estáis sufriendo profundamente, y seréis consolados y esperaréis pacientemente Su ayuda...
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise