Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3157
3157 Se requiere una fuerte voluntad para absorber los pensamientos....
13 de junio de 1944: Libro 41
Cuanto más se acerca el mundo exterior a la persona y le impide escuchar en completo aislamiento la voz del espíritu, que ahora le susurra en voz baja los pensamientos, más difícil le resulta absorber los pensamientos. Esto es un acto de mayor fuerza de voluntad que hay que practicar una y otra vez, que siempre requiere fuerza que la persona tiene que pedir. Dado que es la voluntad de Dios que las personas se conecten con su espíritu y se dejen enseñar por ello, Él nunca dejará que una oración quede sin respuesta; solo tiene que surgir del fondo de sus corazones.
No debe ser sólo una oración formal o de labios, sino que el deseo de la gracia divina a través del espíritu debe ser tan fuerte que la oración se eleve con fervor, después de lo cual la persona también recibirá la fuerza. Y entonces el ser humano es capaz de aceptar cada pensamiento que le llega sin vacilación ni duda, y sólo así podrá ser enseñado y recibir la sabiduría más profunda. El don divino requiere toda la atención, el don divino no se da sin un deseo profundo y el don divino sólo se da a aquellos que están dispuestos a transmitirlo.
Y todo requiere una voluntad fuerte que tiene que estar activa una y otra vez. Porque nunca se obliga a una persona a hacerlo contra en su voluntad, pero tampoco se le colmará con un don de gracia que no desee seriamente. Debe permanecer en constante lucha, debe sumergirse constantemente en la oración y recordar que lo que el amor de Dios le ofrece es algo sumamente precioso y que este don precioso no puede llegar fácilmente a él sin que su voluntad esté activa.
Los pensamientos del reino espiritual giran constantemente a su alrededor, buenos y malos, y sólo quieren ser absorbidos por él. Y ahora la persona debe abrirse y pedir constantemente buenos pensamientos. A través de su voluntad debe ponerse en condiciones de poder escuchar cada pensamiento que le llegue. Debe, por así decirlo, abrir su oído espiritual y escuchar la voz fina que ahora se está dando a conocer. Pero si una persona no tiene esta voluntad, ésta permanece silenciosa en su interior. No tiene contacto íntimo con los seres del reino de la luz que quieren transmitirle la sabiduría divina en forma de pensamiento; y este contacto debe establecerse inevitablemente de antemano, lo que requiere primero una voluntad fuerte....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise