3153 Eficacia de la gracia a través del libre albedrío....
10 de junio de 1944: Libro 41
Dios sólo determina el efecto de la voluntad humana, pero nunca la voluntad humana misma, y por eso el camino terrenal de un ser humano está predeterminado según la voluntad divina, pero so lo recorre según la voluntad divina depende de su libre albedrío. Se le puede ofrecer el mayor don de la gracia; sólo se hace efectivo para él cuando su voluntad la acepta, si el ser humano se abre a la fuerza que surge de este don de gracia. Pero si usa esta fuerza, entonces es su libre albedrío, y nunca se puede hablar de un cambio de carácter que se logró de repente y sólo por la gracia de Dios....
Porque tal cosa sería completamente contradictoria con el plan de Salvación de Dios, porque entonces el suministro de la gracia divina habría provocado esta salvación y el hombre mismo no tenía que estar involucrado. Pero el amor divino quiere producir seres perfectos, y esta perfección requiere el libre albedrío, por lo que la medida de gracia que se le da debe adaptarse siempre a este libre albedrío, es decir, no debe obligarle a aceptarlo, lo que inevitablemente sería el caso si la gracia lo abrumara y de repente resultaría en su cambio....
La gracia de Dios probablemente puede producir un cambio en el hombre, pero el hombre ya debe haber estado interiormente preparado para dejar que la gracia obre en él y por la tanto no debe resistirse a ella. El amor de Dios proporciona a cada ser humano una medida de gracia que garantiza su completa transformación, su asimilación a Dios, porque en esto consiste el objetivo de todos los seres en su encarnación última. Y Dios nunca negará a un ser nada que pueda acercarlo a este objetivo. Más bien ofrece al hombre un exceso de gracia, que la voluntad del hombre también puede rechazar y que entonces ya no es eficaz.
Sin embargo, si es receptivo a ello, entonces podrá madurar en un tiempo que le parece extraordinariamente corto, cambiará repentinamente, por así decirlo, la cognición le llegará como un rayo porque se abre voluntariamente, por tanto, la gracia de Dios puede ser obviamente eficaz sobre él. Porque la gracia es poder de Dios, es un medio de ayuda, es como una transmisión de la voluntad divina, que contiene todo el poder, mientras que la voluntad humana no ofrezca ninguna resistencia. Entones este hombre fue elegido porque sintió su llamado dentro de sí mismo y lo siguió....
Pero nunca es una transformación forzada de la propia voluntad, aunque la gracia de Dios contribuye mucho que los humanos abandonen su resistencia, porque todo hombre necesita la ayuda divina, incluso si su voluntad se dirige hacia Dios. Pero un hombre que se aleja de Dios puede estar en medio de la gracia, la rechaza y por tanto no siente su efecto. Y entonces es completamente incapaz de cambiar según la voluntad de Dios.... Su voluntad es todavía tan contraria que no se somete a la voluntad divina y por lo tanto no puede recibir la gracia de Dios, aunque esté disponible para él en abundancia. Se vuelve, por así decirlo, poco susceptible a ella, pero esto excluye que Dios se la presenta en toda su abundancia....
(10.06.1944) El amor por sus criaturas nunca disminuirá, Él no quiere que ninguna se pierda, por eso no da menos consideración a ninguna de sus criaturas, sino que les dará a todas la misma oportunidad para llegar a la altura, lo que significa también la misma medida de gracia, que se les permite utilizar para su desarrollo superior. Pero si la criatura misma elude la eficacia de la gracia mediante su voluntad, no se le ha dado menor oportunidad; del mismo modo que, a la inversa, no se concedería a una persona ningún grado extraordinariamente alto de gracia si la voluntad, la apertura a esta gracia, no fuera reconocible. Y esta voluntad es vista por Dios, Que sabe de cada emoción del corazón por pequeña que sea, aunque esto todavía no es evidente para sus semejantes.
El don de la gracia de Dios no obliga a ni a obrar para Él ni a formarse uno mismo, sólo da al ser humano una mayor capacidad de cambiar, pero siempre bajo la condición de que esto resida en la voluntad de ser humano de cambiar en el justo conocimiento de la verdad.... Una persona que está completamente alejada de Dios nunca tendrá esta voluntad y, por lo tanto, ignora el don de la gracia, que está a su disposición, como cualquier otra persona....
Por lo tanto, la voluntad humana determina la medida de gracia, no la que le llega, sino la que actúa sobre él. A través de su voluntad, ahora puede aumentar el influjo de la gracia cuanto más la usa, y lo hará, porque esto también lo lleva al reconocimiento, a una creencia profunda en el amor, la sabiduría y la omnipotencia de Dios y ahora está interiormente impulsado a esforzarse hacia Él, a adaptarse a Él y a obrar para Él. Entonces la gracia de Dios logró esto, pero sin su voluntad nunca hubiera podido ser efectivo....
amén
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