Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2926
2926 Intervención divina en los asuntos mundiales...
15 de octubre de 1943: Libro 37
Dios Mismo intervendrá en los asuntos mundiales en un momento dado. Su plan es determinante y Su voluntad desata el nudo en cuanto Su sabiduría reconoce como es beneficiosa para la humanidad. Es cierto que los hombres mismos no reconocerán la bendición de Su intervención porque ya no conocen su destino real y viven el día sin vacilación. También permanecerán en constante defensa en cuanto se les dé una explicación del acontecimiento que exige innumerables sacrificios humanos. Buscan explicar los acontecimientos naturales en términos puramente terrenales y rechazan cualquier propósito divino. Y por eso tampoco pueden ponerse en contacto con Dios a través de la oración, porque están tan lejos de Dios que ya no pueden reconocerlo. Y vendrán tiempos difíciles para los hombres que ya no pueden encontrar el camino a Dios porque han sido despojados de toda esperanza y firmeza, solo ven su sufrimiento y no encuentran una salida.
Y entonces se mostrará en qué devoción a Dios el pequeño grupo de creyentes asume la vida difícil, cómo siempre saca fuerza en la unión con Dios y cómo se alivian mutuamente el sufrimiento a través de obrar en amor. Ellos saben del significado y propósito del acontecimiento, porque saben del significado y propósito de la vida terrenal. Y reconocen que la humanidad no capta este sentido y lleva una forma de vida contraria a Dios. Y saben que todavía es una última amonestación para ellos, y tratan de instruir a la gente ignorante y determinarla a llevar una vida diferente, orientada hacia Dios.
Pero solo unos pocos aceptarán sus enseñanzas, solo unos pocos cambiarán su forma de pensar y recorrerán el camino que conduce a Dios. Pero esta intervención divina es inevitable porque el tiempo se acaba que se ha dado todavía a la humanidad para su redención, y porque los hombres mismos se han creado un caos del que ya no pueden salir. La hora de la intervención divina traerá una solución no menos dolorosa y que sólo el creyente reconoce como benéfica. Pero la voluntad de Dios gobierna el mundo, y la sabiduría de Dios reconoce la necesidad de una intervención desde arriba, porque la gente se pierde y se esfuerzan hacia el abismo...
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise