Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2922

2922 Aceptación voluntaria de los dones divinos.... Adversario....

13 de octubre de 1943: Libro 37

Sería presuntuoso no aceptar la gracia de Dios, que tan generosamente ofrece a los humanos para salvarlos de angustia espiritual.... Sería presuntuoso si el don del cielo fuera reconocido como tal y sin embargo rechazado.... Pero el estado espiritual de los humanos es oscuro, y el adversario de Dios se enfurece entre ellos, nublando su pensamiento y tratando de alejarlos de Dios. Y su influencia logra influir en los humanos para que se comporten negativamente hacia los dones del cielo. Porque su poder es muy grande y la voluntad del humano es debilitada.

E incluso el ser humano mismo que lucha a menudo sucumbe a su influencia porque le falta la devoción sincera, la confianza inquebrantable en la protección y la ayuda de Dios, porque no permite que el poder de Dios actúe en él sin resistencia y porque toda resistencia nubla su juicio claro. Es una fuerza aparente de la voluntad y, sin embargo, una voluntad extremadamente debilitada que no es capaz de renunciar a la resistencia porque está presionado al máximo por las fuerzas que quieren destruirlo. Los dones espirituales que Dios ofrece a los humanos deben conducir a Dios, así como cuya fuerza fluye hacia al humano, lo cual, sin embargo, sólo resulta si se acepta voluntariamente. Y esta fuerza se expresa en la cognición pacífica.

El humano que anteriormente ha sido buscador es consciente de que ha encontrado lo que buscaba y está feliz por esta cognición, que le resuelve muchas preguntas y le da paz interior de estar seguro en el corazón del divino Padre. Los dones divinos también deben tener una influencia verdaderamente divina en los humanos; debe educar a los humanos en el amor, mansedumbre, paciencia y a la misericordia y pacifismo. Sin embargo, no se debe resistir su influencia sin reconocer el origen divino, de lo contrario el don de la gracia de Dios restringirá la libertad de creencia y la voluntad de los humanos.

La fuerza de Dios sólo puede ser eficaz donde se recibe con el corazón abierto, donde se desea y, por tanto, también se reconoce. Y así pasan desapercibidos innumerables hilos que van del más allá a la Tierra; hacia la Tierra fluyen fuerzas que, si se las permitiera entrar, podrían tener un efecto indescriptiblemente liberador en los humanos. Pero la voluntad humana se cierra contra esto, y esta resistencia no puede ser quebrantada por la fuerza, la voluntad del ser humano mismo debe activarse, debe estar preparado para dejar que el bien actúe sobre él y a través de esta voluntad retirarse de las fuerzas de las tinieblas. Él tiene que querer que le llegue la verdad, que llegue al conocimiento, y en esta voluntad se entrega confiadamente al Poder supremo, para que éste le guíe y le proteja de todo error.... El ser humano no puede hacer nada por sí solo, pero tan pronto como pide el apoyo de Dios, le llegará la luz en la necesidad espiritual.... y entonces ya no rechazará lo que se le ofrece como un don divino a través del gran amor de Dios....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise