Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2907
2907 Bienaventuranza.... Grados de luz.... Irradiación de fuerza en el más allá....
3 de octubre de 1943: Libro 37
Un curso ininterrumpido de desarrollo en la Tierra y en el más allá forma el ser a la perfección, para el receptor y portador de luz, que ahora actúa de tal manera que utiliza la fuerza que recibe para redimir a lo espiritual aún no libre. El proceso de redención dura hasta que el ser mismo puede recibir luz y fuerza, es decir, ahora puede utilizar esta fuerza en libertad espiritual y así aumentarla. El ser mismo entonces está perfecto y puede desarrollarse indefinidamente. Puede elevarse cada vez más en la cognición y, por lo tanto, ampliar su esfera de influencia hasta más allá de toda medida; puede aumentar constantemente el suministro de fuerza y volverse cada vez más perfecto, razón por la cual la dicha de distribuirla aumenta constantemente.
El ser que recibe también tiene que dar porque su amor aumenta constantemente, lo que lo impulsa a renunciar lo imperfecto y que también le permite sentir la dicha que radica en poder ayudar. Pero la actividad de lo espiritual lleno de luz es diferente, también correspondiente a la abundancia de luz que fluye hacia el ser, por lo que el estado de bienaventuranza debe ser también gradual, correspondiente a los grados de luz. Para que el ser pueda esforzarse constantemente, pueda multiplicarse constantemente dentro de sí mismo a través de la unificación con seres espirituales igualmente maduros, a través del influjo de luz y la fuerza de Dios, que a su vez es el resultado de su actividad.... distribuyendo y obrando en amor....
El influjo de la irradiación de la fuerza divina trae una dicha incalculable a los seres, porque el epítome de todo sentimiento es el amor y porque obrar en el amor en sí ya desencadena una felicidad que puede aumentar en un grado inconmensurable. El amor determina y gobierna todo.... Se conecta mutuamente, busca objetos a los que pueda hacerlo feliz, porque el amor exige una actividad constante y porque quiere vaciarse, es decir, transferirse a toda esencia que es, por así decirlo, dependiente de la corriente de fuerza del amor divino. Porque suministrar la corriente de fuerza significa vida, mientras que sin amor toda criatura está muerta. Así, los seres de luz son los promotores de toda vida, porque ni siquiera la creación terrenal podría existir si no fuera constantemente alimentada por el reino de la luz con la fuerza de Dios, que vivifica y mantiene todo.
Por lo tanto, el suministro de la fuerza se transfiere a los seres de luz en el reino espiritual, para que puedan participar en la bienaventuranza indescriptible, ya que la recepción y la distribución del don divino se basa en el amor por los no redimidos y, por lo tanto, hay un área ilimitada a disposición al seres de luz donde puede obrar tanto en la Tierra como en el reino espiritual. Y así su amor se vuelve cada vez más radiante y penetrante, porque también aumenta cada vez más por sí solo a través de la unificación con los seres de luz....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise