Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2899
2899 Voluntad para el bien.... Influencia de los seres de luz.... Máscara del adversario....
27 de septiembre de 1943: Libro 37
La voluntad de hacer el bien y de pertenecer a Dios es el único factor decisivo para que las fuerzas del bien se acerquen a los humanos y tratan de influir en ellos. Una voluntad que se aleja de Dios nunca atraerá hacia sí estas fuerzas, y las fuerzas malas nunca obtendrán poder sobre un ser humano que se esfuerza hacia Dios. Es tan comprensible que Dios no permita que este último caiga en poder del mal, que Él Mismo extienda Sus manos protectoras sobre quienes Lo anhelan. Los seres de luz son lo suficientemente poderosos como para alejar todo el mal de un humano que demuestra a través de sus pensamientos y voluntad que es adverso al mal.
Probablemente el poder del mal es grande, pero sólo gana control sobre el humano, cuando éste mismo se pone en sus manos a través de pensamientos y acciones que desafían a Dios, y luego se disfraza como una figura de luz para engañar a los humanos que a través de su voluntad aún son de espíritu oscuro y no reconocen al adversario bajo la máscara del bien. Pero quien se esfuerza por alcanzar a Dios no queda cegado por la ilusión. Él ve a través de la obra de aquel que es de las tinieblas.... porque los seres de luz lo aclaran sobre ello, iluminan su espíritu y le permiten comprender las debilidades y aflicciones de los humanos que son víctimas de este espíritu de engaño.
El ser humano que se esfuerza hacia Dios debe velar y orar constantemente para no caiga en tentación, y también se permite las tentaciones para probar su fuerza de voluntad, para fortalecer su fuerza de resistencia, pero Dios nunca permite que el tentador mismo se acerca al humano en una forma de tal manera, que éste ya no pueda reconocerlo si su pensamiento y sus deseos son legales. Y de la misma manera, los seres de luz forman un muro protector alrededor del humano terrenal que les ha sido confiado, que se entrega a su guía a través de un esfuerzo consciente hacia Dios. Por lo tanto, el poder del mal sobre él es escaso y sólo representa un peligro cuando el humano mismo decae en su esfuerzo y dirige su deseo hacia el mundo y sus bienes y alegrías.
Pero entonces comienza una lucha entre las fuerzas del bien y del mal por el alma de ser humano, y el poder de los seres de luz es verdaderamente mayor y protege al humano de la apostasía total. Pero la voluntad del humano mismo es siempre decisiva, y por eso no hay que temer al adversario de Dios, cuando esta voluntad apunta a Dios y la unificación con Él. La obra de las fuerzas de luz y de las tinieblas se puede distinguir claramente y por lo tanto también se puede reconocer por sus resultados, porque las fuerzas malas no se vuelven buenas y los seres de luz no influyen en los humanos para que actúen mal, y por eso reconoceréis por los frutos, bajo qué influencia se encuentra una persona, y por lo tanto también hay que reconocer una obra de luz, donde cada pensamiento de una persona está dirigido a un solo objetivo, el de servir a Dios y vivir según Su complacencia.
Porque sólo este esfuerzo ya deja reconocer dónde Dios Mis actúa, porque a través del deseo de Dios, el ser humano mismo atrae hacia sí la fuerza divina, y Dios no permite que la fe de aquel que confía completamente en Él sea avergonzada como lo demuestra a través de la oración íntima, a través de la caridad activa y una voluntad devota a Él....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise