Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2876

2876 Grado de madurez y del deseo.... Forma y profundidad de los dones....

9 de septiembre de 1943: Libro 37

Todo lo que está lleno de luz busca ayudar a lo no redimido, busca asistirlo en su angustia, que es el resultado de la ignorancia, de la falta de conocimiento acerca del Ser de Dios, acerca de Su gobierno y obra y Su amor, sabiduría y omnipotencia.... Lo lleno busca por tanto llevar el conocimiento a lo no redimido, tan pronto como se encuentra en la etapa del libre albedrío, en la que tiene la capacidad del reconocimiento. Busca transmitir el conocimiento a lo no redimido, busca impartirle la verdad, y para este propósito utiliza particularmente aquellos humanos que estén dispuestos a recibir la verdad y seguir transmitiéndola.

Esta voluntad es el primer requisito previo para poder actuar como mediador entre el mundo espiritual y los hombres en la Tierra. Los seres de luz siempre llevan a cabo la voluntad de Dios y transmiten la verdad pura a la Tierra en Su nombre. Dependiendo da la capacidad receptiva del ser humano que recibe la verdad que ahora se le ofrece.... albergando la sabiduría más profunda, si el ser humano a través de su estilo de vida se forma como receptáculo del Espíritu divino, de la fuerza de Dios, que le es transmitida a través de los seres de luz....

Los seres de luz saben acerca del grado de madurez y del deseo de cada humano, y por eso también instruyen a los humanos correspondientes a este grado de madurez, los cuales debe ejercer nuevamente su oficio como portadores de la verdad en la Tierra. Siempre será la misma, pero más o menos amplia y siempre adaptada al círculo de aquellos a quienes los portadores de la verdad les informan. Dios conoce el estado metal de aquellos y les envía los mensajeros adecuados que disponen del conocimientos que aquellos necesitan. Y nuevamente es decisivo, qué grado de madurez espiritual ha alcanzado el receptor de la verdad de Dios y cómo utiliza los dones que se le ofrecen. Y es por eso que las transmisiones desde el ámbito espiritual diferirán en su forma y profundidad, aunque en su contenido siempre tienen que coincidir.

El receptor tiene que formarse a sí mismo de tal manera para captar todo lo que le es susurrado a través de los seres de luz. Recibir es un acto de libre albedrío, y esta voluntad misma determina la naturaleza y la profundidad de lo que se le transmite por la gracia de Dios, Que ilumina el espíritu de quien se declara dispuesto a actuar como mediador entre Dios y los humanos y escuche lo que el Espíritu de Dios le revela. Pero la verdad sigue siendo la misma para siempre, de lo contrario hay que dudar de su origen....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise