Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2870

2870 Lograr la filiación de Dios....

6 de septiembre de 1943: Libro 37

El propósito final de la vida en la Tierra consiste en lograr el grado de madurez que lleva al hombre a ser hijo de Dios. Pero pocos humanos viven tan conscientemente que todos sus esfuerzos estén dirigidos a este objetivo final. Porque el constante servicio en el amor debe formar al humano de tal manera que puedan seguir recibiendo la irradiación del amor de Dios que asegura el progreso constante del alma y finalmente le da ese grado de madurez para que pueda entrar en el reino espiritual como un verdadero hijo de Dios que ahora tiene todos los derechos de un hijo y que ahora puede crear y dar forma en la misma voluntad divina que Dios pata su propia felicidad.

Convertirse en hijo de Dios es el objetivo más alto y a cada humanos se le da la oportunidad de lograr este objetivo, pero requiere de toda la voluntad del humano, la cual tiene que estar dirigida hacia Dios; Requiere dejar de lado todos los deseos terrenales, requiere una unificación constante con Dios a través de una caridad activa y un anhelo constante por Él que impulse al humano a un trabajo diligente del alma, a un estilo de vida agradable y que hace que su corazón sea receptivo a la sabiduría más profunda de Dios.

Requiere una actividad ininterrumpida de amor que forma vuestro corazón de tal manera que Dios Mismo puede establecerse en ello y la unificación más íntima con Él ya tiene lugar en la Tierra. Convertirse en hijo de Dios desencadena en el alma un sentimiento de felicidad indescriptible, es lo más maravilloso que un ser humano puede lograr; Y, sin embargo, es tan poco buscada porque la primera condición es una renuncia a los bienes y alegrías terrenales, pero la fuerza y la voluntad del ser humano a menudo no son suficientes y no utiliza lo suficientemente la fuerza de la oración. Todo lo que realmente desee, podrá lograrlo siempre que lo pida con fervor y no cese en sus oraciones. Nunca se le negará el suministro de fuerza mientras su voluntad se esfuerce seriamente por conseguirlo.

Para convertirse en hijo de Dios, también es necesario entrar en contacto con las fuerzas conectadas a Dios, es decir, un humano tiene que abrirse voluntariamente a todas las buenas corrientes espirituales, tiene que constantemente dispuesto a recibir, es decir, a través del pensamiento dirigido hacia Dios, debe permitir que las corrientes del reino espiritual obran en él, por lo que recibe mayor fuerza y luz, lo que resulta en una maduración segura. La voluntad de acercarse a Dios separa el alma de la Tierra, de la materia y le da libre desarrollo, no se ve obstaculizada en su vuelo hacia arriba, y esto ya es una conexión a los portadores de luz espiritual. El alma a menudo pasa tiempo en el ámbito espiritual, y el deseo por Dios se vuelve cada vez más fuerte en él. Y su obra de amor en la Tierra es correspondientemente.... Es esfuerzo consciente hacia arriba y el amor profundo e íntimo por Dios forman el alma del ser humano en la Tierra de tal manera, que como hijo de Dios puede abandonarla para heredar la herencia del Padre.... para poder ver a Dios cara a cara....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise