Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2854

2854 Grado de madurez al morir.... Filiación de Dios....

19 de agosto de 1943: Libro 37

Es extremadamente importante en qué estado espiritual el ser humano deja la vida, porque sólo esto determina su vida en la eternidad. Y es por eso que todo pensamiento debe estar dirigido únicamente a la perfección espiritual, que es el propósito final de la vida en la Tierra. Pero si durante la existencia terrenal se ignora la lucha por la perfección, entonces toda la vida terrenal también pierde sentido, por lo que hasta cierto punto se ha vuelto innecesaria e incluso un gran peligro para las almas de los humanos que ya no aspiran a Dios, sino se esfuerzan a Su polo opuesto a través de sus deseos por los bienes terrenales, hacia la materia, que ya deberían haber superado hace tiempo y que ahora han vuelto a ganar mayor importancia.

En consecuencia, el alma de tales humanos se esfuerza cada vez más por alejarse de Dios, por lo que esto no se hace imposible por el hecho de que la muerte física pone fin a su caminar por la Tierra. El estado espiritual logrado en el momento de la muerte física determina ahora su destino en el más allá. El alma tiene que aceptar este destino, pero todavía tiene la oportunidad de mejorarlo tan pronto como su voluntad cambie y desee a Dios, hacia la altura. Sólo que pierde la filiación de Dios, que sólo puede adquirirse en la Tierra, que exige la voluntad dirigida hacia Dios ya en la Tierra y que ya no puede recuperarse en el más allá.

Alcanzar el mayor grado posible de madurez mientras esté en la Tierra debería ser el objetivo de todo ser humano. Sólo entonces vivirá su vida terrenal conscientemente y esto le traerá éxito espiritual. Pero es precisamente esta lucha por la perfección la que se ignora porque no se cree en los efectos de los cambios terrenales en el más allá, y donde falta la fe, no hay lucha espiritual. Y es por eso que el objetivo más alto, la filiación de Dios, sólo lo logran muy pocos humanos, y sólo aquellos que viven para este objetivo, es decir, anteponen a Dios y Su voluntad a todo lo demás y siempre y constantemente cumplir el mandamiento de la caridad, es decir, practicar constantemente el amor.

Éstos ya están íntimamente conectados con Dios en la Tierra que también tienen el conocimiento correcto y, por lo tanto, también saben acerca del significado y el propósito de la vida en la Tierra y no prestan atención a los bienes terrenales. Así que han superado completamente la materia y cuando dejan la Tierra pueden entrar en el reino espiritual sin ningún obstáculo, pueden ver a Dios cara a cara, y la fuerza y el amor de Dios los inundan.... Una bienaventuranza inimaginable es su suerte en el reino espiritual, para poder crear y diseñar para la propia felicidad, como lo fue desde el principio, que todos los seres deben volver a alcanzar....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise