Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2824
2824 Conocimiento de la conexión entre las fuerzas espirituales y los humanos
25 de julio de 1943: Libro 37
La relación entre las fuerzas espirituales con el ser humano permanece fuerza de su conocimiento mientras cuestiona la supervivencia después de la muerte. Tan pronto como cree que su vida ha terminado con la vida de su cuerpo, es imposible que esas fuerzas se le den a conocer, porque su obra requiere una apertura, es decir, un reconocimiento de estas fuerzas y la voluntad de dejarse fluir a través de ellas. Así que creer en ellas es un requisito previo y esta es la consecuencia de creer en la supervivencia del alma....
Por lo tanto, es necesario el conocimiento acerca del principio original y del objetivo final de lo que se ha creado, ya que un hombre no puede creer, como un niño, lo que se le enseña al respecto. El hombre que está constantemente activo en el amor tendrá sin duda esta fe, porque el Espíritu de Dios puede obrar en Él y guiar su pensamiento por el camino correcto. Todo lo que a otros humanos les parezca inaceptable le resulta comprensible. Está conscientemente en contacto con Dios, e incluso si carece de conocimiento directo, en general sentirá y pensará correctamente.
Pero los humanos que se mantienen alejados de Dios, porque se mantienen alejados del amor buscan investigar la naturaleza, es decir, las creaciones visibles, y sus investigaciones sólo abarcan el periodo de su existencia terrenal. Para ellos, todo deja de existir tan pronto como se derrumba en sí mismo, es decir, la materia se disuelve. Por eso también ven la corona de la creación, el ser humano, como una creación temporal cuya existencia sólo dura mientras el cuerpo sea visible en la Tierra. Saben lo que es, pero no por qué existe; No saben nada acerca del comienzo original y el objetivo de esta obra de creación, y sin este conocimiento les resulta difícil creer en la vida continua del alma.
Podrían llegar a esto mediante una reflexión seria, pero les falta la voluntad de penetrar en la verdad pura. Se conforman con conocimientos que tienen muchas lagunas y ellos mismos no logran llenarlas. Más bien construyen un muro de defensa a su alrededor contra las influencias mentales.... Se cierran a la labor de aquellas fuerzas que podrían guiarlos hacia la verdad, si la gente estuviera dispuesta. Niegan cualquier conexión con el mundo espiritual y rechazan cualquier enseñanza que provenga de allí, sin probar la eficacia de esas enseñanzas.
Carecen de creencia en un Dios de amor, sabiduría y omnipotencia y, en consecuencia, de cualquier creencia en una conexión entre las cosas creadas y su Creador.... Y sólo la creencia en esto permite que todas las cosas sean reconocidas como apropiadas y con un propósito. Este propósito y el objetivo final de todo lo que existe tiene que ser reconocido, de lo contrario el hombre caminará completamente en el error. Pero el objetivo final consiste en llegar al perfeccionamiento espiritual.... el objetivo final es el estado de luz, que reemplaza el estado de oscuridad. Pero como siempre se trata de esencias que deben llegar a la madurez, el estado de luz tiene que aplicarse a esas esencias, que entonces también se encuentra con la luz en la fuerza más alta.
Sin embargo, cualquier portador de fuerza se expresa y vuelve a buscar una esencia impotente a quien puede comunicarse. En consecuencia, este poderoso espiritual está en la conexión más estrecha con la esencia en la Tierra para permitir que la fuerza fluya hacia ella. Los seres que todavía están en la voluntad atada también aceptan esta corriente de fuerza y a través de esta se desarrollan hacia las alturas, pero el ser humano, el ser más desarrollado en la Tierra, se resiste a esto, se cierra a la influencia espiritual, porque tan pronto como rechaza al Dador de fuerza, no puede ser receptor de fuerza, y negará las fuerzas espirituales mientras desconozca el comienzo primordial y el objetivo y la determinación final de cada obra de la creación....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise